Una antigua tradición indica que San José de Arimatea conservó en paños un poco de la sangre derramada por Cristo cuando murió. Al parecer una de estas reliquias se encontraría en la ciudad de Brujas, Bélgica, donde hay una importante Basílica y una Procesión de la Santa Sangre condecorada por la UNESCO.
San José de Arimatea
El Evangelio de San Juan indica que San José de Arimatea pidió permiso a Pilato para bajar el Cuerpo del Señor de la cruz. Es así que San José junto a San Nicodemo tomaron el Cuerpo del Señor, “lo envolvieron con vendas”, y lo pusieron en una tumba.