En el marco de la Cuaresma, les compartimos un hecho poco conocido en el que Dios le da una clave a San Ángel de Acri (1669-1739) sobre cómo deben ser las homilías en este tiempo litúrgico. El santo logró llenar los templos con numerosos fieles y obtuvo muchas conversiones.
En el libro Vida de los Santos del P. Alban Butler se indica que San Ángel quería ser franciscano capuchino, pero se retiró hasta en dos ocasiones de la comunidad porque no soportaba la exigencia de vida. En la tercera vez que lo intentó, se quedó y llegó a ser ordenado sacerdote. Se dice que en su primera Misa vivió un arrebato de éxtasis.
Sus superiores le encomendaron que diera el sermón durante la Cuaresma. El santo se preparó con mucho esmero, pero cuando subía al púlpito su memoria le fallaba y no sabía qué decir. Esto le causó un gran desaliento y se regresó muy deprimido a su convento antes que acabara la Cuaresma.