En la Misa que marca el inicio del tiempo de Cuaresma, que sirve de preparación para la Pascua, el sacerdote y los ministros que lo asisten pronuncian una fórmula al imponer la ceniza en la frente de todos los fieles, incluso de los no católicos que quieran recibirlas.
El Misal romano señala que “todos los fieles se acercan al sacerdote que impone la ceniza sobre ellos; a cada uno le dice: 'Conviértete y cree en el Evangelio' (cf. Mc 1,15) o: "Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás" (cf. Gn 3,19).