Cada 3 de noviembre se recuerda a Santa Winifreda de Gales, en el Reino Unido, quien murió luego de que un acosador le cortara la cabeza. Sin embargo, “volvió a la vida” gracias a una acción de su tío santo.
Según una antigua leyenda, que recoge el libro Vidas de los santos, Santa Winifreda solía seguir las enseñanzas de su tío San Beuno, hermano de su madre que construyó una iglesia. Por ese entonces vivía también un joven rico de nombre Caradogo.
El muchacho se enamoró de la doncella y, de manera obsesiva, quería casarse con ella, pero no logró convencerla. Entonces la siguió hasta el templo de su tío y, lleno de cólera, “le cortó la cabeza”. Se dice que el asesino fue tragado por la tierra y que en el lugar donde la santa murió surgió una fuente.