“Nosotros queremos invitarlos a experimentar que la verdadera fiesta es algo distinto, porque no se trata de una mera algarabía externa sino de una alegría interior muy profunda, que no se acaba con la fiesta sino que al día siguiente estamos mucho mejor y mucho más contentos”, continuó.
“Hoy se vive la paradoja de un mundo que tiene muchos medios sofisticados de diversión, pero cada vez más un profundo vacío en el corazón; muchos placeres, pero poco amor; tanta libertad, pero poca autonomía”, precisó el Arzobispo peruano.
En ese sentido, alertó, “son cada vez más las personas que se encierran en la violencia destructiva, en la esclavitud del placer y la idolatría del dinero. Muchos jóvenes son atraídos con engaños a esa forma de vida y al final terminan insatisfechos, pero no saben qué hacer porque no conocen otra forma de vivir”. De ahí su invitación a esta fiesta juvenil.