Cada 2 de noviembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de los fieles difuntos, en la que se reza por las personas fallecidas, en especial por las que se encuentran en el purgatorio a la espera de alcanzar la gloria eterna.
El P. Diego Molina, delegado de Pastoral de la Salud del Arzobispado de Granada (España), es además responsable del Centro de Acompañamiento al Duelo que se acaba de inaugurar en esa diócesis con el objetivo de acompañar y ayudar a las personas que atraviesan un duelo.
En conversación con ACI Prensa, el P. Molina asegura que “es normal que tengamos miedo a la muerte” y, en muchas ocasiones, más “al sufrimiento que nos puede provocar”. Sin embargo, entiende que “asumir la muerte es aprender a vivir”, algo necesario en nuestra sociedad, donde “parece que la muerte no existe” mientras “se endiosa la belleza y la juventud”.