Arzobispo señala: Si una propuesta del Sínodo es extraña al Evangelio, “no es del Espíritu Santo”

Arzobispo de Sydney, Mons. Anthony Fisher. Arzobispo de Sydney, Mons. Anthony Fisher. | Crédito: EWTN News

Durante el Sínodo de la Sinodalidad debemos tener cuidado de no “culpar de todo al Espíritu Santo”, señaló el Arzobispo de Sydney (Australia), Mons. Anthony Fisher, enfatizando que si una propuesta es radicalmente extraña al Evangelio, entonces “esa no es del Espíritu Santo”.

“El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo. Él es el Espíritu del Padre y del Hijo, por lo que sólo dirá cosas que sean consistentes con lo que Cristo nos ha revelado en la tradición apostólica”, explicó Mons. Fisher a CNA —agencia en inglés de EWTN— en una entrevista concedida esta semana en Roma.

Se ha puesto mucho énfasis en escuchar la voz del Espíritu Santo durante la primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad que se lleva a cabo en el Vaticano hasta el 29 de octubre. Los delegados se reúnen casi a diario en los círculos menores para tener “conversaciones en el Espíritu”, descritas en el sitio web del evento eclesial como “una dinámica de discernimiento en una Iglesia sinodal”.

El dominico australiano explicó que si alguna propuesta sinodal es “radicalmente extraña” al Evangelio y a la tradición apostólica, “esa no es del Espíritu Santo porque no podemos tener a Cristo y al Espíritu Santo en guerra entre sí”.

“Tenemos que tener cuidado de no culpar de todo —todas nuestras opiniones, nuestros intereses, grupos de presión y facciones—, y atribuir todo eso al Espíritu Santo”, añadió el Arzobispo de Sydney.

“A los católicos les gusta pensar que el Espíritu Santo elige al Papa, el Espíritu Santo escoge por nosotros a nuestros obispos y sacerdotes, que el Espíritu Santo hace esto y aquello. Y no hay duda de que la mano de Dios, la providencia de Dios, está ahí en todas esas cosas importantes de nuestra vida y de la vida de la Iglesia. Pero también hemos tenido algunos Papas terribles en la historia. Hemos tenido sacerdotes y obispos terribles y suceden cosas horribles en la vida de las personas. ¿Y estuvo ausente el Espíritu Santo? No, pero él permitió que sucedieran esas cosas”, indicó.

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“Así que no atribuyamos al Espíritu Santo todo lo que sucede en el Sínodo o en cualquier otro lugar de nuestras vidas. Creo que realmente hacer eso es supersticioso”, añadió.

El Prelado consideró que el desafío del Sínodo es escuchar y preguntarse qué es lo que Dios nos está diciendo a nosotros y a la Iglesia en este momento, explicó, y agregó que la Iglesia ya ha proporcionado “orientaciones” útiles para cuando tratamos de discernir la voluntad de Dios.

“Cristo nos ha dado todo lo que necesitamos para nuestra salvación, ya revelado. Transmitimos eso de generación en generación, el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia”, afirmó.

“Ya tenemos todo un cuerpo de enseñanza, de reflexión, de miles y miles de personas a lo largo de las generaciones, guiadas por el Espíritu Santo en todo tipo de cuestiones ahí para ayudarnos. El depósito de la fe, como lo llamamos, está ahí para ser extraído”.

“Por lo tanto, no se nos deja a nuestra suerte, a nuestras propias ideas, cualquiera que sea el estado de ánimo en la asamblea sobre un tema en particular. De hecho, tenemos algo sólido en lo que confiar y contra lo que poner a prueba los estados de ánimo y las intuiciones”.

Discusión sinodal sobre la ordenación de mujeres

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El Arzobispo de 62 años señaló que en la asamblea sinodal ha habido “una larga discusión sobre la ordenación de mujeres”.

“No creo que eso esté revelando nada que la gente no supiera ya”, añadió. Indicó que “hay mucha tensión y emoción en torno a un tema como ese”.

Mons. Fisher aclaró que es difícil saber qué siente la asamblea en su conjunto sobre este tema porque la gente escucha un reporte de cada uno de los 35 círculos menores que están en el salón, pero “usted no sabe si ese informe está reportando lo que dijo una persona o lo que [dijeron] las 12 personas de esa mesa”.

“Así que no se sabe si es el entusiasmo de una o dos personas en cada mesa o un entusiasmo que realmente se siente en casi toda la sala”, reiteró.

El Arzobispo de Sydney dijo a EWTN News que cree que el Sínodo podría ser una oportunidad para hablar sobre temas más grandes en la Iglesia hoy, como cuántos jóvenes dicen que no tienen religión alguna.

“Es mucho más urgente, al final, es mucho más serio que hacer pequeños ajustes sobre si el 0,001% de las mujeres podrían ser diaconisas o mujeres diáconos”, dijo.

“Es trivial —enfatizó— comparado con la enorme pérdida de fe que estamos experimentando, particularmente en generaciones enteras en este momento”.

Mons. Fisher señaló que cuando la gente pierde su fe, se va a otra parte en busca de significado, y “la gente va a muchos lugares muy destructivos buscando un significado, esperanza y felicidad”.

"Por su bien, tenemos que ser mucho más activos en la evangelización de nuestra cultura y especialmente de nuestros adultos jóvenes", añadió.

“Lo que me encantaría que surgiera del Sínodo sería un entusiasmo por devolver la fe a las personas que deberían tenerla y que por cualquier motivo están desconectadas”, expresó.

“Este sínodo es un experimento”

Mons. Fisher, quien ha sido Arzobispo de Sydney durante casi una década, señaló que el Sínodo de la Sinodalidad es “bastante diferente” del anterior Sínodo de los Obispos al que asistió.

En ese sentido, describió todo el proceso como “un experimento”. “Plantea todo tipo de cuestiones teológicas bastante serias”, agregó.

El Sínodo de los Obispos, instituido por San Pablo VI después del Concilio Vaticano II, “tenía la intención de ser una expresión de colegialidad episcopal del colegio de los obispos reunidos”, explicó, “como el grupo de los apóstoles reunidos... y en particular su magisterio, su enseñanza reunida”.

Mientras que el Sínodo de la Sinodalidad es más como “un híbrido” del Sínodo de los Obispos y otros tipos de asambleas de la Iglesia y reuniones con obispos, sacerdotes, hermanas religiosas y laicos.

“Es los dos: es un Sínodo de los Obispos y es una reunión eclesial, todo en uno. Y hay preguntas que eso plantea: ¿cuál es entonces su naturaleza eclesial?, ¿cuál es su autoridad?… ¿Está tratando de ser con los obispos como la asamblea de los apóstoles? ¿O está intentando ser la reunión de todos los bautizados?”

“Creo que probablemente necesitamos pensar mucho más sobre, bueno, ¿qué significa todo eso eclesiológicamente, canónicamente y prácticamente?”

Mons. Fisher indicó que también se debate sobre la proporción de laicos, particularmente mujeres, en el Sínodo de la Sinodalidad.

“Hay más mujeres que nunca antes y aún (el Sínodo] recibe todavía muchas críticas de que todavía no tiene suficientes mujeres", señaló.

El arzobispo australiano añadió que una de las ventajas del Sínodo de la Sinodalidad ha sido la amplia gama de católicos de todo el mundo reunidos este mes en el Vaticano.

“Me he reunido con una mayor variedad de obispos en las últimas dos semanas que probablemente en mis 20 años anteriores. Y eso tiene que ser algo positivo”, afirmó.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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