Teóloga en el Sínodo de la Sinodalidad: Hay “demasiado énfasis” en la ordenación de mujeres

Teóloga mujeres 18102023 Teóloga Renée Köhler-Ryan | Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Una teóloga en el Sínodo de la Sinodalidad advirtió que concentrarse mucho en la “cuestión específica” de la ordenación de mujeres sacerdotisas o diaconisas distrae a la Iglesia de responder a las verdaderas necesidades de las mujeres.

“Como mujer, no estoy concentrada en lo absoluto en el hecho de que no soy sacerdote”, señaló en la conferencia de prensa de ayer Renée Köhler-Ryan, una de las 54 mujeres con derecho a voto en el Sínodo.

“Creo que se pone demasiado énfasis en esta cuestión”, agregó la catedrática católica. “Y lo que sucede cuando ponemos demasiado énfasis en este asunto, es que nos olvidamos de lo que las mujeres, en su mayoría y en todo el mundo, necesitan”.

Köhler-Ryan es la decana de la Escuela de Filosofía y Teología de la University of Notre Dame en Sídney, Australia. Participó en el consejo plenario de la Iglesia en Australia y está escribiendo un libro sobre La mujer: Su papel según la naturaleza y la gracia, de Santa Edith Stein.

Paolo Ruffini, presidente de la comisión de información del Sínodo, indicó a los periodistas que las discusiones sinodales, en la tarde del 16 de octubre, se centraron principalmente en el rol de las mujeres en la Iglesia, incluyendo si deberían poder predicar la homilía en Misa y en el “restablecimiento del diaconado femenino”.

Otro tema de discusión, agregó, ha sido “cómo superar los modelos clericales que impiden la comunión o que pueden impedir la comunión de todos los bautizados”.

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Köhler-Ryan agregó que “algunos están muy concentrados en esta idea de que sólo si las mujeres se ordenan entonces habrá algún tipo de igualdad”.

Sin embargo, aclaró, la igualdad “no es algo de uno a uno” en la Iglesia, y precisó que el Sínodo de la Sinodalidad se ha centrado mucho en la idea de la unidad en la diversidad.

“Bueno, parte de esa diversidad es que hay realidades de maternidad y paternidad que son tanto espirituales como biológicas y que son realmente importantes para entender qué está sucediendo en toda la Iglesia”, agregó la también esposa y madre.

En su opinión, el asunto de la ordenación de mujeres “distrae” a la Iglesia de lo que podría estar haciendo para ayudar a las mujeres de otras formas, como ofrecerles más apoyo a las familias y a las madres trabajadoras.

“Creo que esa es una conversación bastante más interesante para la mayoría de mujeres que lo que yo entiendo como una especie de cuestión específica”, prosiguió.

Köhler-Ryan dio sus declaraciones poco después de que otra delegada describiera la participación de las mujeres en el Sínodo de la Sinodalidad —donde por primera vez tienen derecho a voto— como “sentar el camino para futuros cambios”.

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Se trató de la Hna. María de los Dolores Palencia Gómez, una religiosa de la Congregación de San José de Lyon, quien el 13 de octubre presidió la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad como uno de los 10 presidentes delegados nombrados por el Papa Francisco.

La religiosa describió la experiencia de sentarse junto al Santo Padre “como un símbolo de esta apertura, de este deseo que tiene la Iglesia… de algo que nos coloca a todos al mismo nivel”.

Otro de los participantes, una de las 13 personas que tiene la tarea de redactar el Informe de Síntesis del Sínodo que culmina el 29 de octubre, declaró al National Catholic Reporter la semana pasada que estaría abierto al diaconado femenino.

“La cuestión de la ordenación de mujeres es claramente algo que debe revisarse de forma universal… Y si el resultado fuese que la ordenación al diaconado estuviera abierta para las mujeres, ciertamente lo recibiría con agrado”, señaló en una entrevista de podcast el Obispo de Sandhurst (Australia), Mons. Shane Mackinlay.

Ruffini comentó que las discusiones del lunes también incluyeron pedidos de una “mayor atención a un lenguaje inclusivo en la liturgia y en los documentos eclesiales”, y que la palabra “cooperar” del canon 208 del Código de Derecho Canónico, que indica que todos los cristianos, “según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo”, se cambie a “co-responsabilidad”.

Acerca del “posible restablecimiento del diaconado femenino”, Ruffini señaló que hubo una referencia a estudiar primero la naturaleza exacta del diaconado.

Sobre las diaconisas, Köhler-Ryan comentó que el Sínodo está “identificando que en este momento es cuando tiene que haber más consideración teológica de diferentes temas, y creo que puedo decir con seguridad que este es uno en el que tiene que haber más consideración, sabiendo que este ha sido un tema que se ha examinado antes”.

Durante su pontificado, el Papa Francisco ha formado dos comisiones temporales para estudiar la cuestión de las diaconisas.

La primera, en 2016, examinó el aspecto histórico del papel de las diaconisas en la Iglesia primitiva. En 2019 se anunció que la comisión, formada por 12 personas, no había llegado a ningún consenso al respecto.

En abril de 2020, el Papa formó una segunda comisión después de que este tema se discutiera en octubre de 2019 durante el Sínodo de la Amazonía, junto con un pedido para restablecer la comisión de 2016.

Al final de la reunión de octubre de 2019, los participantes en ese Sínodo recomendaron al Papa Francisco que las mujeres sean consideradas para ciertos ministerios en la Iglesia, incluyendo el diaconado permanente, que es un grado del sacramento del Orden.

Sin embargo, en su exhortación apostólica Querida Amazonía, publicada en febrero de 2020, el Papa Francisco alentó a las mujeres en la región sudamericana a ser incluidas en nuevas formas de servicio en la Iglesia, pero no dentro de los ministerios ordenados del diaconado permanente o del sacerdocio.

El asunto de las diaconisas ya ha sido estudiado previamente por la Iglesia, incluyendo un documento de 2002 de la Comisión Teológica Internacional (CTI), un organismo consultor de la entonces Congregación —ahora Dicasterio— para la Doctrina de la Fe.

En el documento, la CTI concluye que las diaconisas en la Iglesia primitiva no eran equivalentes a los diáconos y tampoco tenían una “función litúrgica” ni sacramental. También señala que, incluso en el siglo IV, “la manera de vivir de las diaconisas era muy similar a la de las religiosas”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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