El Papa Francisco se ha dirigido a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus este domingo 15 de octubre de 2023 para invitarlos a “no ser sordos” a las invitaciones de Dios “a compartir su alegría” como el rey de la parábola del Evangelio que  se proclama hoy.

En su alocución, el Pontífice explica que Dios prepara un banquete “para estar en comunión con él y entre nosotros” al que estamos todos invitados, “aunque esta manera de actuar lo exponga a la posibilidad de ser rechazado”. 

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“Este es el tipo de relación que nos ofrece el Padre: nos llama a estar con Él, dejándonos la posibilidad de aceptar o no la invitación. No nos ofrece una relación de sometimiento, sino de paternidad y filiación, que está necesariamente condicionada por nuestro libre asentimiento”, añadió. 

Esta necesidad de un “sí” por parte de los convidados responde  que Dios “siendo amor, respeta al máximo nuestra libertad”, enfatizó el Pontífice, que prosiguió afirmando que “Dios se propone, no se impone, nunca”. 

El rechazo de la invitación de Dios a los hombres se produce “porque piensan en sus propios asuntos”. Sin embargo, Dios “no se da por vencido, sigue invitando, es más, amplía la invitación, hasta que encuentra quien la acepte, entre los pobres”.

En este punto del discurso, el Santo Padre interpeló: “¡Cuántas veces no atendemos a la invitación de Dios porque estamos ocupados pensando en nuestras cosas! A menudo luchamos por tener nuestro tiempo libre, pero hoy Jesús nos invita a encontrar el tiempo que nos libera”.

Este tiempo dedicado a Dios “nos salva del mal, de la soledad y de la pérdida de sentido. Vale la pena, porque es bueno estar con el Señor, hacerle un espacio”, añadió y se encuentra “en la Misa, en la escucha de la Palabra, en la oración y también en la caridad”.

“Muchos, sin embargo, —lamentó el Papa— piensan que estas cosas son ‘pérdida de tiempo’, y por eso se encierran en su mundo privado; y eso es triste y genera tristeza.  ¡Cuánta tristeza por esto,, por cerrarse!”. Por ello, invitó a cuestionarse por cómo se responde a las invitaciones de Dios. 

“Que María, que con un "sí" hizo espacio a Dios, nos ayude a no ser sordos a sus invitaciones”, concluyó.

Según la Gendarmería vaticana estuvieron presentes unas 22.000 personas en la plaza de San Pedro.