A pesar de la incertidumbre y el miedo causados por la violencia, la comunidad indígena tarahumara de Santa Anita (México) inició la reconstrucción de la iglesia de su poblado, que fue seriamente dañada por cientos de orificios de bala durante un enfrentamiento entre bandas criminales.
El combate entre integrantes del crimen organizado el pasado mes de junio causó graves daños, tanto fuera como dentro del templo, así como en las imágenes de Cristo, la Virgen María y Santa Anita. Al exterior de la iglesia, las autoridades encontraron el cuerpo de un hombre decapitado.
Santa Anita se encuentra a unos 50 kilómetros de la ciudad de Guachochi, donde tiene su sede la Diócesis de Tarahumara.