Durante los siglos XIX y XX, Mouraria fue la cuna de uno de los productos culturales más claramente portugueses: el fado, la melancólica banda sonora bohemia de las noches lisboetas. Fernando Maurício, uno de los "fadistas" más influyentes, nació en Mouraria en 1933, al igual que la canción "Ai, Mouraria", grabada por muchos músicos portugueses a lo largo de los años.
No obstante, Mouraria comenzó el siglo XXI como un barrio muy degradado.
"La marginación del barrio de Mouraria persistió durante siglos hasta el cambio de milenio", indica el sitio web de la Fundación Renovar a Mouraria, que trabaja desde 2008 en la recuperación del barrio. "En la primera década del siglo XXI, Mouraria, cuna del fado y hogar de varias oleadas de inmigración, se percibía como un lugar inseguro, desgarrado por tensiones económicas y sociales".
Según la Fundación, "vivir como un lugar abandonado en la ciudad, situaciones relacionadas con el narcotráfico y el consumo a plena luz del día, familias rotas, calles sucias y pobreza eran la normalidad".