Cuatro de sus ocho hijos están ausentes y no se tiene ninguna información de su paradero: dos desaparecieron en 2008 y otros dos en 2010. No se sabe si fueron secuestrados, asesinados, heridos o torturados, pero María Herrera Magdaleno, su madre, tiene fe en encontrarlos.
En una entrevista concedida a ACI Prensa, Herrera Magdaleno, quien vive en la localidad de Pajacuarán, en la zona conocida como Tierra Caliente, en el estado de Michoacán, comparte cómo ha sido su calvario de más de 15 años en busca de la verdad sobre el paradero de sus cuatro hijos.
"Dos de ellos, Jesús Salvador y Raúl, desaparecieron el 28 de agosto de 2008 en Atoyac de Álvarez, Guerrero. Mis hijos se dedicaban a la compra y venta de oro, y al inicio pensamos que ese había sido el motivo de la desaparición. Pero con el paso del tiempo, después de las investigaciones que realizamos como familiares, nos dimos cuenta de que no es propiamente por el oficio al que se dedique la persona, sino que (el crimen organizado) arrasa con todas las personas que se encuentra", comparte.