Cada 27 de junio se celebra a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, devoción mariana muy querida por San Carlos (Charles) de Foucauld. Este santo realizó una emotiva reflexión sobre esta advocación y compuso una oración para pedir su protección.
Tras varios años alejado de la fe, convertirse y pasar por los Trapenses. San Carlos (1858-1916) lo dejó todo y se fue a pie hasta Tierra Santa. Allí permaneció en Nazaret por unos tres años ayudado por el convento de las clarisas. Hacía de jardinero y creaba objetos para los peregrinos.
Según la "Familia espiritual Charles de Foucauld", en una meditación del 30 de junio de 1897, el santo ermitaño reflexionó en Nazaret sobre la Visitación de María, resaltando que en este misterio Ella nos enseña a iluminar, consolar y cuidar.