Domingo 6 de abril

Evangelio según San Juan, Capítulo 12, versículos 20-33

Si el grano no muere

20 También un cierto número de griegos, de los que adoran a Dios, habían subido a Jerusalén para la fiesta. 21 Algunos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.» 22 Felipe habló con Andrés, y los dos fueron a decírselo a Jesús.
23 Entonces Jesús dijo: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. 24 En verdad les digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. 26 El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Y al que me sirve, el Padre le dará un puesto de honor.
27 Ahora mi alma está turbada. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? ¡Si precisamente he llegado a esta hora para enfrentarme con todo esto! 28 Padre, ¡da gloria a tu Nombre!» Entonces se oyó una voz que venía del cielo: «Lo he glorificado y lo volveré a glorificar.»
29 Los que estaban allí y que escucharon la voz, decían que había sido un trueno; otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Entonces Jesús declaró: «Esta voz no ha venido por mí, sino por ustedes. 31 Ahora es el juicio de este mundo, ahora el que gobierna este mundo va a ser echado fuera, 32 y yo, cuando haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí.»
33 Con estas palabras Jesús daba a entender de qué modo iba a morir.


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios