Miércoles 20 de noviembre

Evangelio según San Lucas, capítulo 19, versículos del 11 al 28

Parábola de las minas

11 Oyendo ellos todavía estas cosas, agregó una parábola, porque se hallaba próximo a Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios iba a ser manifestado enseguida. 12 Dijo pues: "Un hombre de noble linaje se fue a un país lejano a tomar para sí posesión de un reino y volver. 13 Llamó a diez de sus servidores y les entregó diez minas, diciéndoles: "Negociad hasta que yo vuelva". 14öAhora bien, sus conciudadanos lo odiaban, y enviaron una embajada detrás de él diciendo: "No queremos que ése reine sobre nosotros". 15 Al retornar él, después de haber recibido el reinado, dijo que le llamasen a aquellos servidores a quienes había entregado el dinero, a fin de saber lo que había negociado cada uno. 16 Presentóse el primero y dijo: "Señor, diez minas ha producido tu mina". 17 Le dijo: "Enhorabuena, buen servidor, ya que has sido fiel en tan poca cosa, recibe potestad sobre diez ciudades". 18 Y vino el segundo y dijo: "Tu mina, Señor, ha producido cinco minas". 19 A él también le dijo: "Y tú sé gobernador de cinco ciudades". 20 Mas el otro vino diciendo: "Señor, aquí tienes tu mina, que tuve escondida en un pañuelo. 21 Pues te tenía miedo, porque tú eres un hombre duro; sacas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste". 22 Replicóle: "Por tu propia boca te condeno, siervo malvado. ¿Pensabas que soy hombre duro, que saco lo que no puse, y siego lo que no sembré? 23 Y entonces ¿por qué no diste el dinero mío al banco? (Así al menos) a mi regreso lo hubiera yo recobrado con réditos". 24 Y dijo a los que estaban allí: "Quitadle la mina, y dádsela al que tiene diez". 25 Dijéronle: "Señor, tiene diez minas". 26 "Os digo: a todo el que tiene, se le dará; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado. 27 En cuanto a mis enemigos, los que no han querido que yo reinase sobre ellos, traedlos aquí y degolladlos en mi presencia".

Aclamación del Mesías rey en Jerusalén.

28 Después de haber dicho esto, marchó al frente subiendo a Jerusalén.

Comentario

13. Una mina, equivale a 750 gramos más o menos.

14. No queremos que ése reine sobre nosotros. Nótese la diferencia entre estas palabras y el grito del Pretorio: "No tenemos otro rey que el César" (Juan 19, 15), con el cual suele confundirse. Ese grito fue pronunciado por los Pontífices de Israel al rechazar a Cristo en su primera venida, en tanto que esta parábola se refiere a la segunda venida de Cristo.

15. Trátase aquí de la segunda venida de Jesús para el juicio (v. 12). Hay en esta parábola un elemento nuevo, que no figura en la de los talentos (Mat. 25, 14 ss.), si bien ambas acentúan la responsabilidad por los dones naturales y sobrenaturales. El siervo que guardaba la mina en un pañuelo, somos nosotros si no hacemos fructificar los dones de Dios.

21. Precisamente porque pensaba el siervo que el rey era severo, tenía que trabajar con su don. Jesús recrimina aquí a los que piensan mal de Dios, mostrándonos que éstos nunca podrán servirle, por falta de amor. Véase 17, 32; Juan 14, 23 s.

23. Es notable que Jesús no le dijese ¿por qué no lo trabajaste? - sino que le hablase de desprenderse del capital para entregarlo al banco. El sabe que sin amor y confianza no puede trabajarse con eficacia, y nos señala en cambio la obligación de no retener responsabilidades si no hemos de hacerles frente. Cf. Sab. 6, 6; S. 81, 4; Ecli. 7, 4.

27. Alude a los del v. 14. Es éste un episodio que distingue la presente parábola de la de los talentos. Otros elementos diferenciales de ambas, están en el objeto del viaje del Señor (vv. 12 y 15) y en el carácter de la retribución (v. 17 ss.).


Estos comentarios corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE Multimedios