Domingo 1 de diciembre
33 ¡Mirad!, ¡velad! porque no sabéis cuándo será el tiempo; 34 como un hombre que partiendo para otro país, dejó su casa y dió a sus siervos la potestad, a cada uno su tarea, y al portero encomendó que velase. 35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo volverá el Señor de la casa, si en la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o en la mañana, 36 no sea que volviendo de improviso, os encuentre dormidos. 37 Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!"
Comentario
37. ¡Velad! Esta última palabra del capítulo es el resumen de las copiosas profecías que preceden. Notemos que en ellas Jesús afirma habérnoslo predicho "todo" (v. 23). Sólo ignoramos "día y hora" (v. 32). Cuanto menos sabemos ese instante de la vuelta de Cristo, el cual vendrá "como un ladrón de noche" (I Tes. 5, 2 y 4; II Pedro 3, 10; Mat. 24, 43; Luc. 12, 39; Apoc. 16, 15), tanto más debemos estar alerta para esperarlo con el vehemente deseo con que aguardaban los patriarcas y profetas Su primera venida (Catecismo Romano, I, 8, 2).
Estos comentarios
corresponden a la versión electrónica de la Biblia y Comentario
de Mons. Juan Straubinger, cortesía de VE
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