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Día 2

EMOTIVO HOMENAJE DEL PAPA A LOS MÁRTIRES DEL NAZISMO

ROMA, 7 (ACI).- El momento culminante de la segunda jornada de la visita papal a Polonia llegó ayer domingo en la campiña de Pelplin, cuando el Papa Juan Pablo II rindió un emotivo homenaje a los obispos y sacerdotes polacos víctimas del nazismo durante la Segunda guerra mundial, frente a más de 300.000 fieles.

En el segundo día de su visita pastoral a su país natal, una multitud emocionada acudió a saludar al Papa, que visitaba por primera vez esta diócesis. Durante la Misa celebrada en la colina de Biskupia Gora, que domina la antigua ruta de los mercaderes del Gdansk, el Papa dijo que "si hoy recordamos a estos sacerdotes mártires, es porque nuestra generación escuchó de su boca la palabra de Dios y gracias a su sacrificio experimentó su potencia."

"Es necesario que recordemos esta histórica siembra de la palabra y del testimonio, especialmente ahora que nos acercamos al término del segundo milenio", añadió el Pontífice; para luego subrayar que "esta tradición de siglos no puede interrumpirse en el tercer milenio. Sí, considerando los nuevos desafíos que se presentan al hombre de hoy y a sociedades enteras, tenemos que renovar continuamente en nosotros mismos la consciencia de lo que es la palabra de Dios, de su importancia para la vida del cristiano, de la Iglesia y de toda la humanidad".

Más tarde, en el aeropuerto de Elblag, el Pontífice presidió un acto de homenaje al Sagrado Corazón de Jesús, en la que destacó la importancia de la ley de Dios –los diez mandamientos y las bienaventuranzas- como camino de realización del hombre. "La voluntad de Dios es que nosotros cumplamos los mandamientos". "Nosotros conocemos los mandamientos. Muchos de ustedes los repiten diariamente en la oración. Esa es una muy buena y devota práctica". "Repitámoslos ahora, tal como se encuentran en el libro del Éxodo, para confirmar y renovar lo que recordamos", dijo el Santo Padre, antes de repetir con la multitud los Diez mandamientos.

El Pontífice recordó luego que Cristo "confirmó esta ley de la vieja Alianza" cuando en el Sermón del Monte dijo a sus oyentes que "es el amor lo que determina la perfección moral del hombre y su semejanza con Dios".

Finalmente, el Santo Padre invitó a los polacos a "realizar actos de reparación al Divino Corazón por los pecados cometidos por nosotros y por nuestros hermanos los hombres".

Durante su discurso de llegada en el Aeropuerto d Gdansk, el sábado, el Pontífice había señalado que "Polonia ha hecho grandes avances en el campo económico gracias al empeño de todos los ciudadanos. Polonia puede mirar hoy al futuro con esperanza y se ha ganado la admiración de todas las naciones del mundo, y eso tenemos que agradecérselo a Dios. Pero con ese desarrollo económico también debe darse un desarrollo espiritual".

Más tarde, ante unas 800,000 personas, entre las que se encontraba el ex presidente y fundador del sindicato "Solidaridad" Lech Walesa, el Papa reconoció que el gremio, fundado en los astilleros de esta ciudad báltica durante el régimen comunista, "abrió las puertas a la libertad en los países esclavizados por el sistema totalitario, abatió el muro de Berlín y contribuyó a la unidad de Europa dividida desde la segunda guerra mundial".