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Hermano Pedro de San José de Betancur

Nacido en Tenerife, España, el día 19 de marzo de 1626. Creció en el seno de una familia pobre, donde desde muy niño recibió las bases de una sólida educación católica, que fue inculcada por su padres Amador Gonzáles y Ana García. Debido a su contacto con la naturaleza, desde muy pequeño reforzó su afición a la contemplación y a la experiencia de Dios.

  • "Aquí he de vivir y morir"

El 18 de septiembre de 1649, a la edad de 24 años, dejó su tierra Tenerife y embarcó rumbo a América. Luego de un tiempo llegó a la Habana, Cuba, donde permaneció un año. El 18 de febrero de 1651 salió rumbo a Guatemala, pasando por Trujillo, Honduras, atravesó el puente Matasanos por el cual llegó a la ciudad de Santiago de los Caballeros en la Antigua Guatemala, en el valle de Panchoy. Al llegar se hincó y besando el suelo dijo: "Aquí he de vivir y morir".

Trabajó en los telares de Don Pedro Armengol, y estudió en la Escuela de la Compañía de Jesús, con el firme deseo de ser sacerdote. Durante 1654 se desanimo por las dificultades en los estudios y abandonó La Antigua, para dirigirse a Patapa, donde al ingresar a la Iglesia para orar oyó a la Virgen del Rosario que le mandó volver a La Antigua.

Conoció la vida dura de los indios y esclavos. Maduró la vocación de ser pobre y consagrarse a los pobres, vivir y morir con ellos. Abrió su pequeña vivienda a los niños, a los cuales enseñaba el catecismo y nociones elementales del saber. El método era original: con el canto, el juego, la danza. También la oración, como el Rosario, se podía hacer cantando y caminando. Así dio comienzo a su obra de evangelización. Transcurría los días entre el trabajo, la escuela, la visita a los pobres y a los enfermos.

  • Sacerdote franciscano

Guatemala ya era rica en conventos. Pedro se sintió atraído hacia el ideal franciscano. El 10 de enero de 1655 presentó una petición para ingresar a la Orden Franciscana Seglar (Tercera Orden Franciscana) y el 11 de junio de 1656 hizo su profesión, desde entonces se dedicó a la iglesia del Calvario, en la cual ayudó a terminar su construcción y el 19 de marzo de 1657 en sus jardines sembró un árbol de Esquesúchil, el cual hoy en día es llamado "El árbol del Hermano Pedro".

Promovió la devoción a la Virgen (Rosario cantado), la práctica del Vía Crucis, la posada navideña y otras fiestas y devociones populares.

El 24 de febrero de 1658 compró la casita de María Esquivel, por 40 pesos, la cual convirtió en sala de enfermería durante la noche, además, instaló un Oratorio para la Virgen, que también se convertiría en escuela de doctrina cristiana y primeras letras para niños y adultos analfabetos.

Fue reconocido como el primer alfabetizador de Guatemala. A partir de 1658 empezó a reunir en su hospitalito a los primeros Hermanos Terciarios, fundando el cuarto hospital de Guatemala y el primero de convalecientes en América y el mundo.

Al Oratorio le puso por nombre "Casita de Nuestra Señora de Belén", el cual más adelante será la cuna de la primera orden nativa de América "Betlehemita".

  • Sufrimiento redentor

Por la contemplación del sufrimiento de Cristo -que se inicia en Belén, llega su plenitud sobre la Cruz y se prolonga en la Eucaristía-, el Hermano Pedro desarrolla una actitud de reparación que lo lleva a sufrir con el Cristo paciente y a alimentar un vivo celo por la conversión de los pecadores.

La continua ocupación del Hermano Pedro, fue la oración, la penitencia y el trabajo en beneficio de los más necesitados. Recorría las calles sonando su campanita, y diciendo: "un alma tienes nomás, si la pierdes ¿Qué harás?", y pedía indulgencias por las almas del purgatorio.

El 7 de diciembre de 1663, solicitó al Rey Felipe IV la aprobación del Hospital de Belén.
Una enfermedad repentina lo condujo al lecho. El 20 de abril de 1667, ya enfermo de gravedad, dictó su testamento, en el cual pidió como limosna que se le entierre en la Iglesia del Señor, San Francisco El Grande; en la Capilla, lugar de entierro de los terciarios.

  • "Esta es mi gloria"

El 25 de Abril de 1667, a las dos de la tarde, en el Hospital de Belén, mirando un cuadro de San José exclamó: "Esta es mi gloria" y expiró. A su sucesor, a todos los hermanos y hermanas de su Congregación, les recomendó la humildad, la pobreza y la caridad. Al morir deja su obra y su familia religiosa a cargo de Fray Rodrigo de la Cruz.

El 2 de mayo de ese mismo año, es decir, ocho días después de su fallecimiento, llegó a Guatemala la real Cédula, que doña Mariana de Austria había expedido el 10 de noviembre de 1666 otorgando la autorización para la fundación del Hospital de Belén.

El Papa Clemente XIV declaró Venerable al Hermano Pedro, el 25 de julio de 1771; y el 22 de junio de 1980, el Papa Juan Pablo II reconoció en nombre de la Iglesia su santidad declarándolo beato.

El decreto para su canonización, fue presentado el 7 de julio del 2001, ante el Santo Padre, siendo así canonizado el 30 de julio del 2002 en la ciudad de Guatemala.