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Busquemos la unidad con "ánimo y prudencia" dice el Papa en encuentro ecuménico

DAMASCO, 6 May. 01 (ACI).- Durante el encuentro ecuménico realizado en la Catedral greco-ortodoxa de la Dormición de la Virgen María en Damasco, ante la presencia los patriarcas Ignacio, Zakka, Gregorio III y otros dignatarios de las comunidades eclesiales de Siria, el Papa Juan Pablo II llamó a trabajar por la unidad de los cristianos con ánimo y prudencia.

El Papa señaló que, completando las peregrinaciones en tierra bíblica realizadas al principio del año 2000 "se me brinda la alegre ocasión de encontraros en Siria y de devolveros las visitas que habéis hecho a la Iglesia y al Obispo de Roma"; así como de felicitar especialmente al Patriarca Ignazio IV Hazim, cuyo interés y actividad "por la causa de la unidad del pueblo de Dios, son conocidos por todos".

El Santo Padre recordó luego la historia gloriosa de la Iglesia en Siria, la primaciá en la región de la antigua comunidad de Antioquía, así como a sus grandes columnas, Ignacio de Antioquía, Juan Damasceno y Simeón. "¿La Iglesia en Occidente no es acaso ampliamente deudora de los numerosos Pastores de origen sirio que asumieron aquí el ministerio episcopal, o sea el ministerio de Obispo de Roma? ¡Qué Dios sea alabado por el testimonio y la irradiación del antiguo Patriarcado de Antioquía!" dijo el Pontífice.

El Pontífice elogió también el "proceso de aproximación ecuménica" entre el Patriarcado greco-ortodoxo y el patriarcado greco-católico de Antioquía, que deriva simultáneamente "del deseo del pueblo cristiano, del diálogo entre teólogos, como incluso de la colaboración fraterna entre Obispos y Pastores de los dos Patriarcados". "Exhorto a todas las personas implicadas a continuar esta búsqueda de la unidad, con ánimo y prudencia, con respeto pero sin confusión, tomando de la Divina Liturgia la fuerza sacramental y la espuela teológica necesaria para este gesto", dijo el Pontífice.

Luego, al expresar su sincero augurio para que "la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas pueda continuar sus actividades, en el modo más apropiado", el Papa recordó que "mientras más este diálogo afronte cuestiones centrales, más será laborioso. Esto no debe asombrarnos ni tampoco desanimarnos. ¿Quién podría impedirnos poner nuestra esperanza en el Espíritu de Dios que no deja de despertar la santidad entre los discípulos de la Iglesia de Cristo?

Juan Pablo II se refirió luego "con igual gratitud y esperanza a la profundización de las relaciones fraternas entre el Patriarcado siro-ortodoxo y el Patriarcado siro-católico" entre quienes existe un proyecto de colaboración pastoral, en particular a nivel de vida sacramental, cuando los fieles no pueden acceder a un sacerdote del misma Iglesia. El Santo Padre destacó cómo numerosas comunidades cristianas orientales, a consecuencia de persecuciones, han coincidido en Siria, donde "por convicción como también por necesidad, los cristianos han aprendido el arte del ocmpartir, de la convivencia y de la amistad. La aproximación ecuménica a nivel de las familias, de los niños, de los jóvenes y de los responsables sociales, es prometedora para el futuro del anuncio del Evangelio en este País".