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Juan Pablo II a ortodoxos: Que Dios sea quien juzgue errores

ATENAS, 5 May. 01 (ACI).- En la visita de cortesía que realizó al Arzobispo ortodoxo de Atenas y Grecia, Cristodoulos, el Papa Juan Pablo II afirmó que las controversias e incomprensiones presentes y pasadas entre católicos y ortodoxos "deben ser superadas porque el Señor nos lo pide" pero aclaró que debe ser Él quien juzgue los errores.

Tras escuchar el discurso de Cristodoulos, el Santo Padre se dirigió a los miembros del Santo Sínodo y a los obispos de la Iglesia Ortodoxa de Grecia y en un gesto de humildad y reconciliación, dijo: "¡Que el Señor conceda el perdón que le pedimos por las ocasiones pasadas y presentes, en las que las hijas y los hijos de la Iglesia Católica han pecado con acciones u omisiones contra sus hermanos y hermanas ortodoxos!".

"La división entre los cristianos es un pecado frente a Dios y un escándalo frente al mundo. Es un obstáculo a la difusión del Evangelio, porque hace menos creíble nuestra proclamación", aseguró el Pontífice.

Aunque es sabido que los católicos se han mantenido forzosamente al margen de la vida pública en Grecia, han carecido de oportunidades y han sufrido incontables agresiones, el Papa recordó el "saqueo desastroso de la ciudad imperial de Constantinopla, que fue durante tanto tiempo bastión del cristianismo en Oriente".

"Es trágico que los saqueadores, que debían garantizar a los cristianos el libre acceso a la Tierra Santa, se volvieran contra sus propios hermanos en la fe. El hecho de que fueran cristianos latinos es motivo de profundo pesar para los católicos", reconoció.

Sin embargo, precisó que "el juicio le corresponde únicamente a Dios, y por tanto confiamos el gran peso del pasado a su infinita misericordia, implorando que cure las heridas que siguen causando sufrimiento al espíritu del pueblo griego".

El Santo Padre también reconoció el modo en que la Iglesia Ortodoxa de
Grecia "ha conservado su propio patrimonio de fe y de vida cristiana. El nombre de Grecia resuena en todos los lugares en los que es predicado el Evangelio. La Iglesia universal nunca podrá olvidar lo que el cristianismo griego le ha donado ni cesa de dar gracias por la influencia duradera de la tradición griega".

El Santo Padre también recordó que "en 1965, el patriarca ecuménico Atenágoras y el Papa Pablo VI, con un acto conjunto eliminaron de la memoria y de la vida de la Iglesia la sentencia de excomunión entre Roma y Constantinopla. Este gesto histórico nos exhorta a obrar de manera cada vez más ferviente por la unidad, que es la voluntad de Cristo".

Al final del encuentro, el Papa y Cristodoulos firmaron una declaración conjunta sobre las raíces cristianas de Europa, que será leída esta tarde, durante la visita del Santo Padre al Areópago.

Juan Pablo II se trasladó después a la nunciatura apostólica de Atenas para almorzar con los obispos católicos de Grecia y los cardenales y obispos del séquito.