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Que la religión no sea fuente de conflicto, pide el Papa en Kazajstán

ROMA, 23 Set. 01 (ACI).- Ante unos 50 mil kazajos, de los que al menos 30 mil eran musulmanes, el Papa Juan Pablo II renovó su llamado por la paz mundial y pidió que la religión no sea nunca motivo de conflicto.

Al concluir su primera Eucaristía en Kazajstán, el Pontífice hizo votos para que los atentados contra Estados Unidos no "hagan más profundas las divisiones" y convocó a musulmanes y cristianos a elevar una intensa oración a Dios por la paz.

"Deseo dirigir un sincero llamamiento a todos, cristianos y pertenecientes a otras religiones, a trabajar juntos para construir un mundo sin violencia, un mundo que ama la vida y que avanza en la justicia y en la solidaridad", sostuvo el Papa tras rezar el Ángelus en la Plaza de la Madre Patria de Astana.

Asimismo, señaló que "desde este lugar, invito tanto a los cristianos como a los musulmanes a elevar una inmensa oración al único y omnipotente Dios, del que todos nosotros somos hijos, para que pueda reinar en el mundo el gran don de la paz".

"Que todos los pueblos, apoyados por la divina sabiduría, puedan trabajar por doquier para construir una civilización del amor, en la que no haya lugar para el odio, la discriminación y la violencia", concluyó el Papa ante miles de musulmanes que por primera vez asistían a un acto religioso cristiano.

Durante la homilía, el Santo Padre habló en ruso sobre los sufrimientos de Kazajstán que en tiempos soviéticos se convirtió en meta privilegiada de las deportaciones.

 

Juan Pablo II explica a kazajos qué es el Cristianismo

ROMA, 23 Set. 01 (ACI).- En la primera Misa de su visita a Kazajstán, el Papa Juan Pablo II ofreció a la población -de mayoría musulmana- una memorable catequesis sobre qué es y qué exige ser cristiano.

Tras presentarse como "un apóstol de Cristo y su testigo, un amigo para todas las personas de buena voluntad", el Pontífice aseguró que conoce la historia de Kazajstán y "los sufrimientos que muchos de ustedes han padecido, cuando el régimen totalitario pasado los expulsó de sus tierras de origen y los deportó aquí en medio de privaciones. Estoy contento por estar entre ustedes y decirles que están muy cerca al corazón del Papa".

El Papa prosiguió su homilía dirigiéndose "a la gente de profundas y antiguas tradiciones religiosas, la gente de Kazajstán; a todos aquellos que no pertenecen a ninguna religión y a aquellos que están buscando la verdad", proponiendo vivir la "lógica de amor" traída por Cristo.

"Jesús no quería aparecer ante nuestra humanidad, que es pobre y frágil, en su abrumadora superioridad. De haberlo hecho, habría obedecido a la lógica no de Dios sino de los potentados de este mundo, denunciados inequívocamente por los profetas de Israel", afirmó el Papa.

Asimismo, explicó que "al entregarse completamente por amor, Jesús ganó para nosotros la amistad con Dios, que habíamos perdido por causa del pecado. Esta lógica de amor, es la que nos ofrece pidiéndonos vivirla sobre todo a través de la generosidad con los necesitados. Es una lógica que puede congregar a cristianos y musulmanes, y comprometerlos a trabajar juntos por la 'civilización del amor'".

"¿Qué relación hay entre esta patria terrenal, con sus valores y objetivos, y la patria celestial a la que toda la familia humana está llamada a ingresar más allá de toda injusticia y conflicto?", cuestionó el Papa para responder que "los cristianos son habitantes de este mundo y ciudadanos del Reino de los Cielos. Asumen de todo corazón el compromiso de construir la sociedad terrenal, pero siguen enfocados en los bienes de la eternidad, buscando un modelo superior y trascendente para implementarlo cada vez más eficazmente en la vida diaria".

"El cristiano -explicó- no se aliena de las tareas de la tierra. Si bien a veces, en algunas situaciones particulares, se da esa impresión es porque muchos cristianos no viven como deberían hacerlo. Pero en realidad, cuando se vive como debe vivirse, el Cristianismo es levadura para la sociedad, produciendo crecimiento y madurez a nivel humano y abriendo la sociedad a la trascendente dimensión del Reino de Cristo, en el que la nueva humanidad se logrará completamente".

El Santo Padre recomendó a los kazajos cristianos buscar el progreso en compañía de la oración y las labores apropiadas. "Siguiendo el ejemplo de Cristo, la Iglesia nunca separa la evangelización de la promoción humana, y urge a sus feligreses en toda circunstancia a trabajar pro la renovación social y el progreso".

El Pontífice pidió que la "Madre Patria" de Kazajstán encuentre en los kazajos "hijos amantes y preocupados, fieles a la herencia espiritual y cultural recibida de los antepasados y capaces de adaptar esta herencia a nuevas demandas".

Les recomendó destacar por la "humildad e integridad, ofreciendo sus talentos por la búsqueda del bien común y mostrando especial preocupación por los más débiles y desaventajados". "El respeto por los derechos de cada uno, aún cuando las personas tengan creencias distintas, es el fundamento de toda la verdadera armonía humana".

Además, pidió a los cristianos kazajos "tener una actitud de comunión entre ustedes mismos y hacia los demás. En la mesa Eucarística, la caridad se nutre sean testigos del amor fraternal y el servicio a los pobres, enfermos y abandonados. Unan a la gente y trabajen por la reconciliación y la paz entre los individuos y los grupos, nutriendo el diálogo genuino para que la verdad emerja siempre".

"Amen a la familia, defiéndanla y promuévanla como célula básica de la sociedad humana; nútranla como el santuario primo de la vida. Cuiden especialmente la preparación de los novios y estén cerca de los matrimonies jóvenes, para que sean un elocuente testimonio del amor de Dios para sus hijos y la sociedad entera", recomendó el Pontífice.

"Queridos hermanos y hermanas, con profunda alegría los quiero exhortar a ustedes a y a los creyentes que se nos han unido con las palabras que tanto he repetido al comenzar este nuevo milenio: Duc in altum (Remen mar adentro). Con afecto los abrazo, pueblo de Kazajstán, y los aliento a completar todos sus proyectos de amor y salvación. Dios nunca los abandonará", concluyó su homilía.

 

La Iglesia en Asia Central "es una pequeña planta llena de esperanza"

ROMA, 23 Set. 01 (ACI).- En la reunión que sostuvo con los obispos, administradores apostólicos y superiores de misiones sui iuris de Asia Central, el Papa Juan Pablo II señaló que luego de los embates del Comunismo, la Iglesia Católica en esta región "sólo es una pequeña planta, pero está llena de esperanza por su confianza en el poder de la gracia divina".

El Pontífice expresó su alegría de poder encontrarse con los pastores después de la Misa en la Plaza de la Madre Patria y les agradeció por su "celo y sacrificio en el renacimiento de la Iglesia en estas vastas regiones, situadas en el límite de dos continentes".

"Los largos años de dictadura comunista, durante los que muchos fieles fueron deportados a los gulags situados en estas tierras, causaron mucho sufrimiento y amargura. ¡Cuántos sacerdotes, religiosos y laicos pagaron por su fidelidad a Cristo con inimaginable sufrimiento, y aún el sacrificio de sus vidas! Dios escuchó el llanto de esos mártires, cuya sangre drenó en esta tierra y la de la cual brotaron comunidades cristianas como semilleros que ahora ven el futuro con confianza", señaló el Papa.

El Santo Padre destacó las experiencias de las pequeñas comunidades cristianas post-comunismo por haber permitido la difusión progresiva de la fe en la zona convirtiéndose en los heraldos de "un tiempo prometedor de evangelización".

"Así como cuando se comenzó a proclamar el Evangelio, la Iglesia entrará a los corazones de la gente si es vista como un hogar acogedor, marcado por la comunión fraterna. En primer lugar, permanezcan unidos, queridos pastores de estas iglesias. Aunque no son una Conferencia Episcopal en toda el sentido, traten de desarrollar formar de efectiva colaboración con todos los medios para aprovechar lo mejor posible todos los recursos pastorales", señaló.

El Pontífice llamó a los pastores a enfocar mejor la labor de formación "con una sólida experiencia de oración y acciones marcadas por la fraternidad y el servicio"; además recomendó atender especialmente la formación de los candidatos al sacerdocio y la vida religiosa, el entrenamiento y apostolado de los laicos, alentar los movimientos y asociaciones laicales; promover el diálogo ecuménico y reforzar las relaciones con la comunidad musulmana.

 

El Papa responde a preguntas fundamentales de jóvenes kazajos

ROMA, 23 Set. 01 (ACI).- En el mensaje que dirigió a los jóvenes kazajos congregados en el campus de la Universidad de Eurasia, el Papa Juan Pablo II ofreció las respuestas a las preguntas fundamentales que los jóvenes de todo el mundo se suelen plantear.

El Pontífice señaló que al preparar su visita, se preguntó sobre lo que querrían escuchar del Papa los jóvenes kazajos. "Mi experiencia con jóvenes me dice que están interesados en las preguntas básicas. Probablemente la primera pregunta que me harían es ésta: '¿Quién soy yo, Papa Juan Pablo II, de acuerdo al Evangelio que usted proclama? ¿Cuál es el significado de mi vida? ¿A dónde voy?' Mi respuesta, queridos jóvenes, es simple pero significativa: Ustedes son un pensamiento de Dios, un latido del corazón de Dios. Decir esto es decir que tienen un valor que en un sentido es infinito, que le preocupan a Dios en su completa y única individualidad".

El Papa les advirtió que "su país ha experimentado la violencia mortal de la ideología" por lo que no deben permitirse "caer en la no menos destructiva violencia del vacío" de que "nada importe en la vida, de no creer en nada".

"El vacío -señaló el Papa- es la negación de ese infinito por el que el corazón humano tiene un anhelo irresistible".

La propuesta del Pontífice es el amor de Dios por la humanidad y la creación que "nos permite ver todo lo positivo de las cosas y nos permite ponderarlas más allá de la belleza y riqueza superficial de cada ser humano que conocemos".

La belleza y grandeza de la persona humana, indicó el Papa, "es la huella de Dios que cada uno transmite". Por eso, agregó, el corazón humano nunca se satisface: quiere más y mejor, lo quiere todo.

La vocación

El Papa explicó a los kazajos que "al dar la vida al hombre, Dios le confía una tarea y espera una respuesta. El propósito de la vida humana, con todas sus experiencias, gozos y dolores, es darla al Dios Altísimo en una forma tal que no disminuye ni niega nuestra vida. En cambio, es la certeza de la suprema dignidad de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios, hombre y mujer, está llamada a cooperar en la transmisión de la vida y en el gobierno de la creación".

"Hay un Dios que ha pensado en ustedes y les ha dado la vida. Los ama personalmente y les confía el mundo. Es él quien les da sed de libertad y deseo de conocimiento. Me permite profesar ante ustedes con humildad y orgullo la fe de los cristianos: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre hace dos mil años, viene a revelarnos esta verdad a través de su persona y sus enseñanzas", señaló.

Además, precisó que "solo en el encuentro con Él, la Palabra hecha carne, encontramos la totalidad de la autorrealización y felicidad. La religión en sí misma, sin la experiencia del descubrimiento del Hijo de Dios y la comunión con quien se convirtió en nuestro hermano, se convierte en un mero conjunto de principios que cada vez son más difíciles de entender y reglas cada vez más difíciles de aceptar".

El Papa añadió que los jóvenes "sienten que ninguna realidad terrenal puede satisfacerlos completamente. Son capaces de entender que abrirse al mundo no es suficiente para satisfacer su sed de vida y de esa libertad y paz que sólo puede provenir de alguien que es infinitamente superior a ustedes, aun cuando esté muy cerca de ustedes".

"Tomen conciencia de que ustedes no son sus propios maestros y ábranse a aquél que los creó del amor y quiere hacerlos valiosos, libres y buenos. aprendan a escuchar en silencio la voz de Dios, que habla en las profundidades de todo corazón; construyan sus vidas en fundamentos sólidos y seguros; no teman al compromiso y al sacrificio; lo que hoy exige muchas energías es la garantía de éxito para mañana. Descubran la verdad sobre ustedes mismos y los nuevos horizontes no dejarán de abrirse", indicó el Pontífice.

Finalmente, afirmó que sus palabras podrían "parecer inusuales para ustedes". "Para mí, resultan relevantes y necesarias para la gente de hoy, que muchas veces cree que es todopoderosa porque ha logrado un gran progreso científico y cierto control del complejo mundo de la tecnología. Pero cada individuo tiene un corazón: la inteligencia puede conducir máquinas, ¡pero es el corazón el que late con la vida! Den a su corazón los recursos vitales que necesita, permitan a Dios entrar a sus vidas: así sus vidas brillarán con su luz divina".