VATICANO, 16 Ago. 00 (ACI).- Mientras el Papa Juan Pablo II se preparaba para saludar a las delegaciones juveniles de Europa, poco después de saludar a las naciones de América, una joven chilena rompió el protocolo y los cordones de seguridad para saludar al Pontífice.

Repentinamente y burlando la seguridad, Gabriela Lazo se acercó al Santo Padre, se arrodilló ante él, colocó su cabeza en los brazos papales, y mientras el Pontífice le dirigía algunas palabras, depositó suavemente en su regazo una bandera chilena que permaneció allí hasta el final del saludo a los jóvenes europeos.

Mientras el mundo entero contemplaba al Pontífice "abrigado" por la bandera chilena, la joven se retiró tan furtivamente como había llegado, mientras se cubría el rostro radiante y lleno de lágrimas.

La joven pertenece a un grupo de cuatro adolescentes alojadas en una parroquia a la afueras de Roma.