VATICANO, 19 Ago. 00 (ACI).- Al recibir a la delegación cubana que participa de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Juan Pablo II pidió a los jóvenes de la Isla no tener miedo y ser testigos de Cristo en su sociedad.

El Pontífice recibió al final de la mañana del viernes en Castelgandolfo a los jóvenes de Cuba acompañados por el Cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana.

"Me es muy grato saludar ahora a ustedes, queridos jóvenes cubanos, acompañados por el Señor Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de la Habana, y por Mons. Carlos J. Baladrón Valdés, Obispo de Guantánamo-Baracoa, venidos a Roma representando a tantos coetáneos suyos en la Jornada Mundial de la Juventud en este año del Gran Jubileo", dijo el Pontífice; al destacar que "ésta es una ocasión privilegiada de evangelización, de comunión eclesial y de renovación interior mediante el encuentro personal con Cristo, junto con numerosísimos jóvenes de todo el mundo, peregrinos a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo".

"Hoy deseo recordar las palabras que dirigí a ustedes durante mi inolvidable viaje a Cuba. Sigan poniendo la mirada en Jesús. Él quiere ofrecerles de nuevo su amistad; sus ojos, llenos de ternura, se siguen fijando en la juventud cubana, esperanza viva de la Iglesia y de Cuba. No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo. No se cierren a su amor. Sean sus testigos ante los demás jóvenes asumiendo compromisos concretos para difundir la civilización del amor en todos los ámbitos: familia, comunidades eclesiales y trabajo".

"Para ello pido al Señor que, en este Año Jubilar, el Espíritu les colme de sus dones y bendiciones. Al mismo tiempo, antes de regresar a sus lugares de origen les repito, para que ustedes las hagan suyas, las palabras con que me recibieron en Camagüey: '¡Benditos los pies del mensajero que anuncia la paz!'", concluyó el Papa.

El Pontífice había recibido también a un grupo encabezado por Su Beatitud Stéphanos II Ghattas, patriarca de Alejandría de los Coptos y otro de sacerdotes ortodoxos de la eparquía de Sabac-Valjevo en Serbia.

El Santo Padre dijo al patriarca Ghattas y a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que le acompañaban, que el jubileo es una ocasión para pedir fuerzas a Dios "para ser testigos auténticos del Evangelio, con las palabras y los actos"; y subrayó que en Egipto "es también necesario desarrollar los vínculos con todos los compatriotas, especialmente con los fieles de las otras confesiones cristianas, para que caminemos juntos hacia la plena unidad, y también con los creyentes de las diferentes religiones, en el respeto de las personas y de la libertad de conciencia".

Ortodoxos

Dirigiéndose luego a los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa serbia, acompañados por el arzobispo católico Stanislav Hocevar, coadjutor de Belgrado, y el obispo ortodoxo Lavrentije Trifunovic, Juan Pablo II se refirió a la "nación serbia, que en estos años ha sido tan duramente probada" y pidió que permanezca "fiel a sus tradiciones cristianas, gracias también a vuestro servicio pastoral".

"Deseo de todo corazón que vuestra patria, Serbia, logre superar cuanto antes los problemas que la afligen, de modo que pueda mirar con serenidad hacia un futuro de paz y de desarrollo, en un contexto de colaboración y de respeto recíproco con los países vecinos".