Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Isaías 43:16-21
16Así dice el Señor,
que abrió camino en el mar y sendero en las aguas impetuosas;17que hizo salir a carros y caballos,
ejércitos y héroes: todos cayeron a una, no se levantarán; se extinguieron, se apagaron como un pabilo.18«No recordaréis las cosas pasadas,
ni pensaréis en las cosas antiguas.19Mirad que voy a hacer cosas nuevas;
ya despuntan, ¿no os dais cuenta? Voy a abrir camino en el desierto, y ríos en la estepa.20Me glorificarán las bestias del campo,
los chacales y los avestruces, porque he puesto agua en el desierto y ríos en la estepa para dar de beber a mi pueblo elegido.21El pueblo que formé para mí
proclamará mi alabanza. -
Salmo Responsorial
Salmo 126:1-6
1Canto de las subidas.
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar.2Se nos llenaba de risas la boca,
la lengua, de cantares de alegría. Entonces se decía entre las naciones: «El Señor ha hecho con ellos cosas grandes».3El Señor ha hecho con nosotros cosas grandes:
estamos llenos de alegría.4Haz volver, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Négueb.5Los que siembran con lágrimas
cosechan entre cantares de alegría.6Al marchar iban llorando,
llevando las semillas. Al volver vienen cantando, trayendo sus gavillas. -
Segunda Lectura
Filipenses 3:8-14
8Es más, considero que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él perdí todas las cosas, y las considero como basura con tal de ganar a Cristo9y vivir en él, no por mi justicia, la que procede de la Ley, sino por la que viene de la fe en Cristo, justicia que procede de Dios, por la fe.10Y, de este modo, lograr conocerle a él y la fuerza de su resurrección, y participar así de sus padecimientos, asemejándome a él en su muerte,11con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos.12No es que ya lo haya conseguido, o que ya sea perfecto, sino que continúo esforzándome por ver si lo alcanzo, puesto que yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús.13Hermanos, yo no pienso haberlo conseguido aún; pero, olvidando lo que queda atrás, una cosa intento: lanzarme hacia lo que tengo por delante,14correr hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios nos llama desde lo alto por Cristo Jesús. -
Evangelio
Juan 8:1-11
1Jesús marchó al Monte de los Olivos.2Muy de mañana volvió de nuevo al Templo, y todo el pueblo acudía a él; se sentó y se puso a enseñarles.3Los escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio y la pusieron en medio.4—Maestro —le dijeron—, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.5Moisés en la Ley nos mandó lapidar a mujeres así; ¿tú qué dices?6—se lo decían tentándole, para tener de qué acusarle.
Pero Jesús, se agachó y se puso a escribir con el dedo en la tierra.7Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
—El que de vosotros esté sin pecado que tire la piedra el primero.8Y agachándose otra vez, siguió escribiendo en la tierra.9Al oírle, empezaron a marcharse uno tras otro, comenzando por los más viejos, y quedó Jesús solo, y la mujer, de pie, en medio.10Jesús se incorporó y le dijo:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?11—Ninguno, Señor —respondió ella.
Le dijo Jesús: —Tampoco yo te condeno; vete y a partir de ahora no peques más.

