San Juan Pablo II, Papa

octubre 22, 2014

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Efesios 3:2-12

    2Ya habréis oído que Dios me concedió el encargo de administrar su gracia en favor vuestro,
    3pues mediante una revelación se me dio a conocer el misterio, como brevemente lo he descrito antes.
    4Por su lectura podéis captar el conocimiento que tengo del misterio de Cristo,
    5que no se dio a conocer a los hijos de los hombres en otras generaciones, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
    6a saber, que los gentiles son coherederos, miembros de un mismo cuerpo y copartícipes de las promesas en Cristo Jesús mediante el Evangelio,
    7del cual he sido constituido servidor, según el don de la gracia de Dios, que me ha sido dada por su fuerza poderosa.
    8A mí, el menor de todos los santos, me ha sido otorgada esta gracia: anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo
    9e iluminar a todos acerca del cumplimiento del misterio que durante siglos estuvo escondido en Dios, el Creador de todas las cosas,
    10para dar a conocer ahora a los principados y a las potestades en los cielos las múltiples formas de la sabiduría de Dios, por medio de la Iglesia,
    11conforme al plan eterno que ha realizado por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro,
    12en quien tenemos la segura confianza de llegar a Dios, mediante la fe en él.

  • Salmo Responsorial

    Isaías 12:2-6

    2Éste es el Dios de mi salvación:
    confío y no temo, porque el Señor es mi fuerza y mi canción, y Él me ha salvado».
    3Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación;
    4y aquel día diréis:
    «Alabad al Señor, invocad su Nombre, contad a los pueblos sus hazañas, recordad que su Nombre es excelso.
    5Cantad al Señor, porque ha hecho proezas
    ¡que sean conocidas en toda la tierra!
    6¡Exulta y grita de júbilo, tú que habitas en Sión,
    que es grande en medio de ti el Santo de Israel!».

  • Evangelio

    Lucas 12:39-48

    39Sabed esto: si el dueño de la casa conociera a qué hora va a llegar el ladrón, no permitiría que se horadase su casa.
    40Vosotros estad también preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre.
    41Y le preguntó Pedro:
    —Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?
    42El Señor respondió:
    —¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el amo pondrá al frente de la casa para dar la ración adecuada a la hora debida?
    43Dichoso aquel siervo a quien su amo cuando vuelva encuentre obrando así.
    44En verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
    45Pero si ese siervo dijera en sus adentros: «Mi amo tarda en venir», y comenzase a golpear a los criados y criadas, a comer, a beber y a emborracharse,
    46llegará el amo de aquel siervo el día menos pensado, a una hora imprevista, lo castigará duramente y le dará el pago de los que no son fieles.
    47El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no fue previsor ni actuó conforme a la voluntad de aquél, recibirá muchos azotes;
    48en cambio, el que sin saberlo hizo algo digno de castigo, recibirá pocos azotes. A todo el que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá, y al que le encomendaron mucho, mucho le pedirán.