Santa Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)

octubre 1, 2024

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Job 3:1-3, 11-17, 20-23

    1Después de esto Job abrió su boca y maldijo el día de su nacimiento,
    2diciendo:
    3—Perezca el día que me vio nacer,
    la noche que dijo: «Un varón ha sido concebido».
    11¿Por qué no perecí en el seno materno,
    o no encontré la muerte al salir de las entrañas?
    12¿Por qué me acogieron las rodillas,
    y los pechos me dieron de mamar?
    13Ahora dormiría en silencio
    y descansaría en el sueño final
    14con los reyes y nobles de la tierra
    que edificaron mausoleos que hoy son ruinas;
    15con los príncipes que atesoraron oro
    y recubrieron de plata sus moradas.
    16Ahora no existiría, como un aborto sepultado,
    como un niño que no llega a ver la luz.
    17Allí los malvados ya no provocan tumulto
    ni los exhaustos encuentran reposo;
    20¿Para qué dar a luz a un miserable
    y traer a la vida a uno lleno de amargura;
    21a los que ansían la muerte que no llega,
    y la buscan con más afán que un tesoro;
    22a los que se llenarían de alegría
    si se toparan con su propia tumba;
    23al hombre al que se le ha cerrado el camino,
    porque Dios le tiene acorralado?

  • Salmo Responsorial

    Salmo 88:2-8

    2Señor, Dios de mi salvación,
    de día clamo a Ti, de noche estoy en tu presencia.
    3Llegue ante Ti mi plegaria,
    inclina tu oído a mi clamor.
    4Pues mi alma está llena de males
    y mi vida está al borde del sheol.
    5Soy contado con los que bajan a la fosa,
    soy como un hombre acabado.
    6Estoy abandonado entre los muertos,
    como los caídos que yacen en la tumba, de los que ya no te acuerdas, pues han sido separados de tu mano.
    7Me has puesto en la fosa más honda,
    en las tinieblas, en los abismos.
    8Tu furor pesa sobre mí,
    me has echado encima todas tus olas.

  • Evangelio

    Lucas 9:51-56

    51Y cuando iba a cumplirse el tiempo de su ascensión, decidió firmemente marchar hacia Jerusalén.
    52Y envió por delante a unos mensajeros, que entraron en una aldea de samaritanos para prepararle hospedaje,
    53pero no le acogieron porque llevaba la intención de ir a Jerusalén.
    54Al ver esto, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
    —Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?
    55Pero él se volvió hacia ellos y les reprendió.
    56Y se fueron a otra aldea.

  • Primera Lectura

    Isaías 66:10-14

    10¡Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella
    cuantos la amáis; exultad de gozo con ella cuantos le hacíais duelo!
    11Pues os amamantaréis hasta saciaros
    del pecho de sus consuelos, beberéis hasta deleitaros de la ubre de su gloria.
    12Porque esto dice el Señor:
    «Mirad: Yo hago discurrir hacia ella, como un río, la paz, y, como un torrente desbordado, la gloria de las naciones. Os amamantaréis, seréis llevados en brazos, y acariciados sobre las rodillas.
    13Como alguien a quien su madre consuela,
    así Yo os consolaré, y en Jerusalén seréis consolados.
    14Lo veréis y se alegrará vuestro corazón,
    y vuestros huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus siervos, y su furor, a sus enemigos».

  • Salmo Responsorial

    Salmo 131:1-3

    1Canto de las subidas. De David.
    Señor, mi corazón no se ha engreído, ni mis ojos se han alzado altivos. No he marchado en pos de grandezas, ni de portentos que me exceden.
    2He moderado y acallado mi alma
    como un niño en el regazo de su madre. Como niño satisfecho está mi alma.
    3¡Espera, Israel, en el Señor,
    desde ahora y para siempre! 

  • Evangelio

    Mateo 18:1-4

    1En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
    —¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?
    2Entonces llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
    3y dijo:
    —En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
    4Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos;