San Serafín de Montegranaro, Religioso (Memoria)

octubre 12, 2022

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Gálatas 5:18-25

    18Si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis sujetos a la Ley.
    19Ahora bien, están claras cuáles son las obras de la carne: la fornicación, la impureza, la lujuria,
    20la idolatría, la hechicería, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las riñas, las discusiones, las divisiones,
    21las envidias, las embriagueces, las orgías y cosas semejantes. Sobre ellas os prevengo, como ya os he dicho, que los que hacen esas cosas no heredarán el Reino de Dios.
    22En cambio, los frutos del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fe,
    23la mansedumbre, la continencia. Contra estos frutos no hay ley.
    24Los que son de Jesucristo han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.
    25Si vivimos por el Espíritu, caminemos también según el Espíritu.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 1:1-4, 6

    1Dichoso el hombre
    que no sigue el consejo de impíos, ni se detiene en el camino de pecadores, ni toma asiento con farsantes,
    2sino que se complace en la Ley del Señor,
    y noche y día medita en su Ley.
    3Será como un árbol
    plantado al borde de la acequia, que da fruto a su tiempo, y no se marchitan sus hojas: cuanto hace prospera.
    4No así los impíos, no así.
    Son como polvo que dispersa el viento.
    6Porque el Señor vela sobre el camino de los justos,
    mientras el de los impíos acaba en perdición. 

  • Evangelio

    Lucas 11:42-46

    42Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descuidar lo otro!
    43»¡Ay de vosotros, fariseos, porque apetecéis los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden en las plazas!
    44»¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros disimulados, sobre los que pasan los hombres sin saberlo!
    45Entonces, cierto doctor de la Ley, tomando la palabra, le replica:
    —Maestro, diciendo tales cosas nos ofendes también a nosotros.
    46Pero él dijo:
    —¡Ay también de vosotros, los doctores de la Ley, porque imponéis a los hombres cargas insoportables, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las tocáis!

  • Primera Lectura

    1 Corintios 12:4-11

    4Hay, sí, diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo;
    5y diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo;
    6y diversidad de acciones, pero Dios es el mismo, que obra todo en todos.
    7A cada uno se le concede la manifestación del Espíritu para provecho común:
    8a uno se le concede por el Espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
    9a uno fe en el mismo Espíritu, a otro don de curaciones en el único Espíritu;
    10a uno poder de obrar milagros, a otro profecía, a otro discernimiento de espíritus; a uno diversidad de lenguas, a otro interpretación de lenguas.
    11Pero todas estas cosas las realiza el mismo y único Espíritu, que las distribuye a cada uno según quiere.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 98:1-4

    1Salmo.
    Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha salvado, su santo brazo.
    2El Señor ha dado a conocer su salvación;
    ha revelado su justicia a los ojos de las naciones.
    3Se acordó de su misericordia y fidelidad
    con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
    4Aclamad al Señor, la tierra entera;
    gritad, cantad, entonad salmos.

  • Evangelio

    Mateo 18:1-5

    1En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
    —¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?
    2Entonces llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
    3y dijo:
    —En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
    4Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos;
    5y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.