Lecturas diarias:
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Primera Lectura
1 Reyes 11:29-32; 12:19
1129Por aquel entonces Jeroboam salió de Jerusalén y el profeta Ajías de Siló se lo encontró por el camino. Éste vestía un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo.30Ajías se quitó el manto nuevo que llevaba y lo rasgó en doce trozos.31Entonces dijo a Jeroboam:
—Toma diez trozos, pues así dice el Señor, Dios de Israel: «Voy a desgarrar el reino de la mano de Salomón y te daré a ti diez tribus.32Él conservará una tribu en atención a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel.1219Israel se separó de la casa de David hasta el día de hoy. -
Salmo Responsorial
Salmo 81:10-15
10No tendrás un dios extraño,
ni te postrarás ante un dios extranjero.11Yo soy el Señor, tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto. Abre bien tu boca y Yo la llenaré.12Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me obedeció.13Y los abandoné a la dureza de su corazón,
a que marchase según sus propósitos.14¡Ay si mi pueblo me escuchase,
si Israel marchara por mis caminos!15Yo, al punto, humillaría a sus enemigos,
volvería mi mano contra sus adversarios. -
Evangelio
Marcos 7:31-37
31De nuevo, salió de la región de Tiro y vino a través de Sidón hacia el mar de Galilea, cruzando el territorio de la Decápolis.32Le traen a uno que era sordo y que a duras penas podía hablar y le ruegan que le imponga la mano.33Y apartándolo de la muchedumbre, le metió los dedos en las orejas y le tocó con saliva la lengua;34y mirando al cielo, suspiró, y le dijo:
—Effetha —que significa: «Ábrete».35Y se le abrieron los oídos, quedó suelta la atadura de su lengua y empezó a hablar correctamente.36Y les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba, más lo proclamaban;37y estaban tan maravillados que decían:
—Todo lo ha hecho bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
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Primera Lectura
Isaías 66:10-14
10¡Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella
cuantos la amáis; exultad de gozo con ella cuantos le hacíais duelo!11Pues os amamantaréis hasta saciaros
del pecho de sus consuelos, beberéis hasta deleitaros de la ubre de su gloria.12Porque esto dice el Señor:
«Mirad: Yo hago discurrir hacia ella, como un río, la paz, y, como un torrente desbordado, la gloria de las naciones. Os amamantaréis, seréis llevados en brazos, y acariciados sobre las rodillas.13Como alguien a quien su madre consuela,
así Yo os consolaré, y en Jerusalén seréis consolados.14Lo veréis y se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus siervos, y su furor, a sus enemigos». -
Salmo Responsorial
Judit 13:18-19
18Ozías entonces dijo a Judit:
—Bendita seas tú de parte de Dios altísimo, hija, por encima de todas las mujeres de la tierra, y bendito sea Dios, que creó los cielos y la tierra, que te ha guiado para herir en la cabeza al príncipe de nuestros enemigos.19Porque la esperanza que tú has tenido no se alejará del corazón de los hombres que se acuerden para siempre del poder de Dios. -
Evangelio
Juan 2:1-11
1Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús.2También fueron invitados a la boda Jesús y sus discípulos.3Y, como faltó vino, la madre de Jesús le dijo:
—No tienen vino.4Jesús le respondió:
—Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? Todavía no ha llegado mi hora.5Dijo su madre a los sirvientes:
—Haced lo que él os diga.6Había allí seis tinajas de piedra preparadas para las purificaciones de los judíos, cada una con capacidad de unas dos o tres metretas.7Jesús les dijo:
—Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta arriba.8Entonces les dijo:
—Sacadlo ahora y llevadlo al maestresala. Así lo hicieron.9Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde provenía —aunque los sirvientes que sacaron el agua lo sabían—, llamó al esposo10y le dijo:
—Todos sirven primero el mejor vino, y cuando ya han bebido bien, el peor; tú, al contrario, has reservado el vino bueno hasta ahora.11Así, en Caná de Galilea hizo Jesús el primero de los signos con el que manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

