San Leonardo de Puerto Mauricio, OFM, Presbítero (Memoria)

noviembre 26, 2021

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Daniel 7:2-14

    2Tomó Daniel la palabra y dijo:
    —Estaba mirando en mi visión nocturna y he aquí que los cuatro vientos del cielo agitaban el Mar Grande.
    3Cuatro bestias gigantescas salieron del mar, distintas una de otra.
    4La primera era como un león y tenía alas de águila. La estaba mirando, cuando le arrancaron las alas; fue alzada del suelo y se levantó sobre sus pies como un hombre, y le dieron un corazón humano.
    5Apareció otra segunda bestia semejante a un oso; estaba erguida de una parte con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: «Levántate, come carne en abundancia».
    6Después de esto yo seguía mirando y apareció otra como un leopardo. Tenía cuatro alas de ave sobre el lomo y la bestia tenía cuatro cabezas. Y le dieron el dominio.
    7Después de esto seguí mirando en mi visión nocturna y apareció una cuarta bestia, terrible, espantosa, y extraordinariamente fuerte. Tenía grandes dientes de hierro, comía y descuartizaba, y las sobras las pisoteaba con sus pies. Era distinta de todas las bestias anteriores y tenía diez cuernos.
    8Yo miraba atentamente los cuernos, y he aquí que otro cuerno pequeño surgió de entre ellos, y tres de los cuernos anteriores fueron arrancados delante de él. Aparecieron ojos, como ojos humanos, en aquel cuerno, y una boca que profería insolencias.
    9»Seguí mirando hasta que se levantaron unos tronos y un anciano en días se sentó.
    Su vestido era blanco como nieve, el cabello de su cabeza como lana pura; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, fuego llameante.
    10Corría un río de fuego que surgía delante de él.
    Miles de millares le servían, miríadas y miríadas permanecían ante él. El tribunal se sentó y se abrieron los libros.
    11»Yo seguía mirando, a la voz de las insolencias que profería el cuerno. Seguía mirando hasta que se le dio muerte a la bestia; su cuerpo fue descuartizado y arrojado a las llamas del fuego.
    12Al resto de las bestias les quitaron su dominio, pero se les concedió cierto espacio de vida, hasta un tiempo y una hora.
    13Seguí mirando en mi visión nocturna
    y he aquí que con las nubes del cielo venía como un hijo de hombre. Avanzó hasta el anciano venerable y fue llevado ante él.
    14A él se le dio dominio, honor y reino.
    Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es un dominio eterno que no pasará; y su reino no será destruido.

  • Salmo Responsorial

    Daniel 3:75-81

    75Bendecid, montes y cumbres, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.
    76Bendiga cuanto germina en la tierra al Señor,
    que lo alabe y ensalce por los siglos.
    77Bendecid, manantiales, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.
    78Bendecid, mares y ríos, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.
    79Bendecid, cetáceos y peces, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.
    80Bendecid, aves del cielo, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.
    81Bendecid, fieras y ganados, al Señor,
    alabadlo y ensalzadlo por los siglos.

  • Evangelio

    Lucas 21:29-33

    29Y les dijo una parábola:
    —Observad la higuera y todos los árboles:
    30cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis por ellos que ya está cerca el verano.
    31Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios.
    32En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo se cumpla.
    33El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

  • Primera Lectura

    Efesios 1:3-14

    3Bendito sea el Dios y Padre
    de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos,
    4ya que en él nos eligió
    antes de la creación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el amor;
    5nos predestinó a ser sus hijos adoptivos
    por Jesucristo conforme al beneplácito de su voluntad,
    6para alabanza y gloria de su gracia,
    con la cual nos hizo gratos en el Amado;
    7en quien, mediante su sangre,
    tenemos la redención, el perdón de los pecados, según las riquezas de su gracia,
    8que derramó sobre nosotros sobreabundantemente
    con toda sabiduría y prudencia.
    9Nos dio a conocer el misterio de su voluntad,
    según el benévolo designio que se había propuesto realizar mediante él
    10y llevarlo a cabo en la plenitud de los tiempos:
    recapitular en Cristo todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra. En él,
    11por quien también fuimos constituidos herederos, predestinados según el designio de quien realiza todo con arreglo al consejo de su voluntad,
    12para que nosotros, los que antes habíamos esperado en el Mesías, sirvamos para alabanza de su gloria.
    13Por él también vosotros, una vez oída la palabra de la verdad —el Evangelio de nuestra salvación—, al haber creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido,
    14que es prenda de nuestra herencia, para redención de los que ha hecho suyos, para alabanza de su gloria.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 85:2-4, 7-11

    2Te has complacido en tu tierra, Señor;
    has devuelto la suerte de Jacob.
    3Has perdonado la culpa de tu pueblo,
    has cubierto todos sus pecados.
    4Has depuesto toda tu ira,
    has revocado el ardor de tu cólera.
    7¿No volverás a darnos la vida,
    para que se alegre en Ti tu pueblo?
    8Señor, muéstranos tu misericordia
    y danos tu salvación.
    9Escucharé lo que dice Dios:
    el Señor anuncia la paz a su pueblo y a sus fieles, con tal de que no retornen a la necedad.
    10En verdad, ya está cerca la salvación
    para los que le temen, para que en nuestra tierra habite la Gloria.
    11Misericordia y fidelidad se encontrarán,
    justicia y paz se besarán.

  • Evangelio

    Mateo 16:24-27

    24Entonces les dijo Jesús a sus discípulos:
    —Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga.
    25Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará.
    26»Porque, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?, o ¿qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
    27Porque el Hijo del Hombre va a venir en la gloria de su Padre acompañado de sus ángeles, y entonces retribuirá a cada uno según su conducta.