Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Romanos 14:7-12
7Pues ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni ninguno muere para sí mismo;8pues si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor; porque vivamos o muramos, somos del Señor.9Para esto Cristo murió y volvió a la vida, para dominar sobre muertos y vivos.10Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué desprecias a tu hermano? Todos compareceremos ante el tribunal de Dios.11Porque está escrito:
Vivo yo, dice el Señor, ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.12Así pues, cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios. -
Salmo Responsorial
Salmo 27:1, 4, 13-14
1De David.
El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El Señor es el refugio de mi vida: ¿de quién tendré miedo?4Una cosa pido al Señor,
ésta sólo busco: habitar en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de las delicias del Señor y contemplar su Templo.13Seguro estoy de ver la bondad del Señor
en la tierra de los vivos.14Espera en el Señor, sé recio,
que se reanime tu corazón. ¡Espera en el Señor! -
Evangelio
Lucas 15:1-10
1Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle.2Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
—Éste recibe a los pecadores y come con ellos.3Entonces les propuso esta parábola:4—¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y sale en busca de la que se perdió hasta encontrarla?5Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso,6y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió».7Os digo que, del mismo modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión.8»¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una luz y barre la casa y busca cuidadosamente hasta encontrarla?9Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que se me perdió».10Así, os digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
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Primera Lectura
Romanos 12:3-13
3Porque, en virtud de la gracia que me fue dada, os digo a cada uno de vosotros que no os estiméis en más de lo que conviene, sino que debéis teneros una sobria estima, según la medida de la fe que Dios ha otorgado a cada uno.4Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros tienen la misma función,5así nosotros, que somos muchos, formamos en Cristo un solo cuerpo, siendo todos miembros los unos de los otros.6Tenemos dones diferentes conforme a la gracia que se nos ha dado: si se trata de profecía, que sea de acuerdo con la fe,7y si se trata del ministerio, que sea sirviendo. Y si uno tiene que enseñar, que enseñe,8y si tiene que exhortar, que exhorte.
El que da, que dé con sencillez; el que preside, que lo haga con esmero; el que ejercita la misericordia, que lo haga con alegría.9Que la caridad esté libre de hipocresía, abominando el mal, adhiriéndoos al bien;10amándoos de corazón unos a otros con el amor fraterno, honrando cada uno a los otros más que a sí mismo;11diligentes en el deber, fervorosos en el espíritu, servidores del Señor;12alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación; constantes en la oración;13compartiendo las necesidades de los santos, procurando practicar la hospitalidad. -
Salmo Responsorial
Salmo 89:2-5, 21-22, 25, 27
2Las misericordias del Señor cantaré eternamente;
de generación en generación anunciaré con mi boca tu fidelidad.3Pues he dicho:
«La misericordia está edificada para siempre; tu fidelidad está firme en los cielos».4«Una alianza sellé con mi elegido,
juré a David, mi siervo:5“Afirmaré tu descendencia para siempre,
construiré tu trono por todas las generaciones”». (Pausa)21He hallado a David, mi siervo,
lo he ungido con mi óleo santo.22Mi mano estará firme con él,
mi brazo le hará fuerte.25Con él estarán mi fidelidad y misericordia,
y en mi Nombre será exaltado su poder.27Él me invocará: “Tú eres mi Padre,
mi Dios, la Roca de mi salvación”. -
Evangelio
Juan 10:11-16
11»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas.12El asalariado, el que no es pastor y al que no le pertenecen las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye —y el lobo las arrebata y las dispersa—,13porque es asalariado y no le importan las ovejas.14Yo soy el buen pastor, conozco las mías y las mías me conocen.15Como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.16Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor.

