Santa Teresita del Niño Jesús, Virgen, Doctora de la Iglesia (Memoria)

octubre 1, 2021

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Baruc 1:15-22

    15»Diréis así:
    «Al Señor, Dios nuestro, la justicia; a nosotros, en cambio, la vergüenza en los rostros, como acontece hoy a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén,
    16a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas y a nuestros padres;
    17porque hemos pecado contra el Señor,
    18no hemos creído en Él, ni hemos escuchado la voz del Señor, Dios nuestro, para caminar según los mandamientos del Señor que promulgó en presencia nuestra.
    19»Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de la tierra de Egipto hasta hoy hemos sido incrédulos con el Señor, Dios nuestro, y obstinados en no escuchar su voz.
    20Por eso ahora nos han sobrevenido las calamidades y la maldición que Dios predijo a su siervo Moisés, el día que sacó a nuestros padres de la tierra de Egipto, para darnos una tierra que mana leche y miel.
    21No hemos escuchado la voz del Señor, Dios nuestro, desoyendo las palabras de los profetas que nos envió.
    22Y hemos andado, cada uno según las inclinaciones de su corazón perverso, para servir a dioses ajenos y hacer lo que es malo a los ojos del Señor, Dios nuestro.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 79:1-5, 8-9

    1Salmo. De Asaf.
    Dios mío, las naciones han entrado en tu heredad, han profanado tu Templo santo, han reducido a ruinas Jerusalén.
    2Han echado los cadáveres de tus siervos
    por comida a las aves del cielo; la carne de tus fieles, a las fieras del campo;
    3han derramado su sangre como agua,
    en derredor de Jerusalén, sin que nadie les dé sepultura.
    4Hemos venido a ser escarnio de nuestros vecinos,
    burla e irrisión de quienes nos rodean.
    5¿Hasta cuándo, Señor?
    ¿Vas a estar airado para siempre? ¿Hasta cuándo arderán tus celos como fuego?
    8No nos recuerdes nuestras culpas antiguas,
    que pronto nos preceda tu compasión, pues estamos en miseria extrema.
    9Socórrenos, oh Dios, Salvador nuestro,
    por la gloria de tu Nombre; sálvanos, borra nuestros pecados, por amor de tu Nombre.

  • Evangelio

    Lucas 10:13-16

    13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón hubieran sido realizados los milagros que se han obrado en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia sentados en saco y ceniza.
    14Sin embargo, en el Juicio Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotras.
    15»Y tú, Cafarnaún, ¿acaso serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta los infiernos vas a descender!
    16»Quien a vosotros os oye, a mí me oye; quien a vosotros os desprecia, a mí me desprecia; y quien a mí me desprecia, desprecia al que me ha enviado.

  • Primera Lectura

    Isaías 66:10-14

    10¡Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella
    cuantos la amáis; exultad de gozo con ella cuantos le hacíais duelo!
    11Pues os amamantaréis hasta saciaros
    del pecho de sus consuelos, beberéis hasta deleitaros de la ubre de su gloria.
    12Porque esto dice el Señor:
    «Mirad: Yo hago discurrir hacia ella, como un río, la paz, y, como un torrente desbordado, la gloria de las naciones. Os amamantaréis, seréis llevados en brazos, y acariciados sobre las rodillas.
    13Como alguien a quien su madre consuela,
    así Yo os consolaré, y en Jerusalén seréis consolados.
    14Lo veréis y se alegrará vuestro corazón,
    y vuestros huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus siervos, y su furor, a sus enemigos».

  • Salmo Responsorial

    Salmo 131:1-3

    1Canto de las subidas. De David.
    Señor, mi corazón no se ha engreído, ni mis ojos se han alzado altivos. No he marchado en pos de grandezas, ni de portentos que me exceden.
    2He moderado y acallado mi alma
    como un niño en el regazo de su madre. Como niño satisfecho está mi alma.
    3¡Espera, Israel, en el Señor,
    desde ahora y para siempre! 

  • Evangelio

    Mateo 18:1-4

    1En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
    —¿Quién es pues el mayor en el Reino de los Cielos?
    2Entonces llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
    3y dijo:
    —En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
    4Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos;