Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Génesis 32:23-33
23Se levantó por la noche, tomó a sus dos mujeres, a sus dos esclavas y a sus once hijos y cruzó el vado de Yaboc.24Los llevó y les hizo pasar el río; después pasó todo lo que tenía,25y se quedó Jacob solo. Un hombre estuvo luchando con él hasta rayar el alba;26y al ver aquel hombre que no le podía, le alcanzó en la articulación del muslo; y se le dislocó a Jacob la articulación del muslo en su lucha con él.27Y le dijo el hombre:
—Suéltame, pues va a rayar el alba. Le contestó: —No te soltaré hasta que no me bendigas.28Entonces le preguntó:
—¿Cómo te llamas? Respondió: —Jacob.29Le dijo:
—Ya no te llamarás más Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con hombres, y has podido.30Jacob le preguntó:
—Por favor, dime tu nombre. Le contestó: —¿Por qué preguntas mi nombre? Y le bendijo allí mismo.31Jacob puso a aquel lugar el nombre de Penuel, porque se dijo: «He visto a Dios cara a cara y conservo la vida».32Salía el sol cuando atravesó Penuel, e iba cojeando del muslo.33Por eso los hijos de Israel no comen hasta hoy el tendón que está en la articulación del muslo, porque en el tendón fue alcanzada la articulación del muslo de Jacob. -
Salmo Responsorial
Salmo 17:1-3, 6-7, 8, 15
1Oración. De David.
Escucha, Señor, mi demanda, atiende a mi clamor, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño.2Que de Ti salga mi sentencia,
que vean tus ojos lo que es recto.3Examina mi corazón,
obsérvalo de noche; pruébame al fuego. No encontrarás malicia en mí;6Yo te invoco porque Tú me escuchas, Dios mío.
Inclina tu oído hacia mí, escucha mis palabras.7Muestra tu misericordia,
Tú que salvas de los adversarios a los que se refugian en tu diestra.8Guárdame como la niña de tus ojos;
a la sombra de tus alas escóndeme15Pero yo, en justicia, contemplaré tu rostro,
y, al despertar, me saciaré de tu presencia. -
Evangelio
Mateo 9:32-38
32Nada más irse, le trajeron un endemoniado mudo.33Después de expulsar al demonio habló el mudo. Y la multitud se quedó admirada diciendo:
—Jamás se ha visto cosa igual en Israel.34Pero los fariseos decían:
—Expulsa los demonios por el príncipe de los demonios.35Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.36Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.37Entonces les dijo a sus discípulos:
—La mies es mucha, pero los obreros pocos.38Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies.
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Primera Lectura
1 Corintios 6:13-15, 17-20
13«La comida para el vientre, y el vientre para la comida». Pero Dios destruirá lo uno y lo otro. Por otra parte, el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.14Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros por su poder.15¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy, entonces, a tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? ¡De ninguna manera!17En cambio, el que se une al Señor se hace un solo espíritu con él.18Huid de la fornicación. Todo pecado que un hombre comete queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo.19¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?20Habéis sido comprados mediante un precio. Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo. -
Salmo Responsorial
Salmo 31:3-4, 6, 8, 16-17
3Inclina tu oído hacia mí,
date prisa en socorrerme. Sé para mí la roca de refugio, el alcázar firme de mi salvación;4porque Tú eres mi peña, mi fortaleza:
por honor de tu Nombre, dirígeme y guíame;6En tus manos encomiendo mi espíritu:
Tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado.8Me alegraré y me gozaré en tu misericordia,
pues te has fijado en mi miseria, has comprendido la angustia de mi alma,16Mi suerte está en tu mano;
líbrame de la garra de mis enemigos y de mis perseguidores.17Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
por tu misericordia, sálvame. -
Evangelio
Juan 12:24-26
24En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto.25El que ama su vida la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna.26Si alguien me sirve, que me siga, y donde yo estoy allí estará también mi servidor. Si alguien me sirve, el Padre le honrará.

