San Blas, Obispo y Mártir (Memoria Libre)

febrero 3, 2021

Color: Rojo

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hebreos 12:4-7, 11-15

    4No habéis resistido todavía hasta la sangre al combatir contra el pecado
    5y habéis olvidado la exhortación dirigida a vosotros como a hijos:
    Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando Él te reprenda;
    6porque el Señor corrige al que ama
    y azota a todo aquel que reconoce como hijo.
    7Lo que sufrís sirve para vuestra corrección. Dios os trata como a hijos, ¿y qué hijo hay a quien su padre no corrija?
    11Toda corrección, al momento, no parece agradable sino penosa, pero luego produce fruto apacible de justicia en los que en ella se ejercitan.
    12Por lo tanto, levantad las manos caídas y las rodillas debilitadas,
    13y dad pasos derechos con vuestros pies, para que los miembros cojos no se tuerzan, sino más bien se curen.
    14Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie puede ver a Dios.
    15Vigilad para que a nadie le falte la gracia de Dios, no sea que brote alguna raíz amarga y os perturbe y llegue a contagiar a muchos;

  • Salmo Responsorial

    Salmo 103:1-2, 13-14, 17-18

    1De David.
    Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Nombre santo.
    2Bendice, alma mía, al Señor,
    no olvides ninguno de sus beneficios.
    13Como se apiada un padre de sus hijos,
    así el Señor tiene piedad de los que le temen.
    14Pues Él conoce de qué estamos hechos,
    recuerda que somos polvo.
    17Pero la misericordia del Señor dura desde siempre
    y para siempre con los que le temen; y su justicia, con los hijos de los hijos,
    18con los que guardan su alianza
    y recuerdan sus mandatos y los cumplen.

  • Evangelio

    Marcos 6:1-6

    1Salió de allí y se fue a su ciudad, y le seguían sus discípulos.
    2Y cuando llegó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que le oían decían admirados:
    —¿De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos?
    3¿No es éste el artesano, el hijo de María, y hermano de Santiago y de José y de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?
    Y se escandalizaban de él.
    4Y les decía Jesús:
    —No hay profeta que sea menospreciado, si no es en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
    5Y no podía hacer allí ningún milagro; solamente sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos.
    6Y se asombraba por su incredulidad.
    Y recorría las aldeas de los contornos enseñando.

  • Primera Lectura

    Romanos 5:1-5

    1Justificados, por tanto, por la fe, estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo,
    2por quien también tenemos acceso en virtud de la fe a esta gracia en la que permanecemos, y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de Dios.
    3Pero no sólo esto: también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce la paciencia;
    4la paciencia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.
    5Una esperanza que no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 117:1-2

    1¡Aleluya!
    Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
    2Porque firme es con nosotros su misericordia,
    la fidelidad del Señor permanece para siempre. 

  • Evangelio

    Marcos 16:15-20

    15Y les dijo:
    —Id al mundo entero y predicad el Evangelio a todo lo creado.
    16El que crea y sea bautizado será salvado; pero el que no crea será condenado.
    17A los que crean acompañarán estos signos: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas,
    18agarrarán serpientes con las manos y, si bebieran algún veneno, no les dañará; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán curados.
    19El Señor, Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
    20Y ellos, partiendo de allí, predicaron por todas partes, y el Señor cooperaba y confirmaba la palabra con los milagros que la acompañaban.