Feria

octubre 14, 2020

Color: Verde

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Gálatas 5:18-25

    18Si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis sujetos a la Ley.
    19Ahora bien, están claras cuáles son las obras de la carne: la fornicación, la impureza, la lujuria,
    20la idolatría, la hechicería, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las riñas, las discusiones, las divisiones,
    21las envidias, las embriagueces, las orgías y cosas semejantes. Sobre ellas os prevengo, como ya os he dicho, que los que hacen esas cosas no heredarán el Reino de Dios.
    22En cambio, los frutos del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fe,
    23la mansedumbre, la continencia. Contra estos frutos no hay ley.
    24Los que son de Jesucristo han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.
    25Si vivimos por el Espíritu, caminemos también según el Espíritu.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 1:1-4, 6

    1Dichoso el hombre
    que no sigue el consejo de impíos, ni se detiene en el camino de pecadores, ni toma asiento con farsantes,
    2sino que se complace en la Ley del Señor,
    y noche y día medita en su Ley.
    3Será como un árbol
    plantado al borde de la acequia, que da fruto a su tiempo, y no se marchitan sus hojas: cuanto hace prospera.
    4No así los impíos, no así.
    Son como polvo que dispersa el viento.
    6Porque el Señor vela sobre el camino de los justos,
    mientras el de los impíos acaba en perdición. 

  • Evangelio

    Lucas 11:42-46

    42Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descuidar lo otro!
    43»¡Ay de vosotros, fariseos, porque apetecéis los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden en las plazas!
    44»¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros disimulados, sobre los que pasan los hombres sin saberlo!
    45Entonces, cierto doctor de la Ley, tomando la palabra, le replica:
    —Maestro, diciendo tales cosas nos ofendes también a nosotros.
    46Pero él dijo:
    —¡Ay también de vosotros, los doctores de la Ley, porque imponéis a los hombres cargas insoportables, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las tocáis!