Jueves Santo – Misa Vespertina de la Cena del Señor

abril 9, 2020

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Éxodo 12:1-8, 11-14

    1El Señor habló a Moisés y a Aarón en el país de Egipto, diciendo:
    2—Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; será el primero de los meses del año.
    3Hablad a toda la comunidad de Israel diciendo: «El día diez de este mes tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa.
    4Si la familia es demasiado pequeña para consumirlo, se unirá con su vecino más próximo hasta completar el número de personas suficiente para comer la res entera.
    5Ha de ser un animal sin defecto, macho, de un año, escogido de entre los corderos o cabritos.
    6Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de la comunidad de Israel lo inmolará entre dos luces.
    7Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de las casas donde se va a comer.
    8Comerán la carne esa misma noche; la comerán asada al fuego, con panes ácimos y hierbas amargas.
    11»Lo habéis de comer así: ceñidas vuestras cinturas, las sandalias en los pies, y el bastón en vuestras manos; lo comeréis deprisa: pues es la Pascua del Señor.
    12Esta noche pasaré por el país de Egipto y heriré a todo primogénito del país de Egipto, tanto de hombres como de animales; y haré justicia sobre los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
    13La sangre será vuestra señal sobre las casas donde estéis; cuando yo vea la sangre pasaré de largo sobre vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera el país de Egipto.
    14Este día será para vosotros memorable y lo celebraréis como fiesta del Señor; lo celebraréis como institución perpetua de generación en generación.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 116:12-13, 15-18

    12¿Cómo pagaré al Señor
    todo el bien que me ha dado?
    13Alzaré la copa de la salvación
    e invocaré el Nombre del Señor.
    15Preciosa es a los ojos del Señor
    la muerte de sus fieles.
    16¡Ah, Señor, yo soy tu siervo,
    tu siervo soy, el hijo de tu esclava! Tú has soltado mis cadenas.
    17Te ofreceré un sacrificio de acción de gracias,
    e invocaré el Nombre del Señor.
    18Cumpliré al Señor mis votos
    en presencia de todo su pueblo,

  • Segunda Lectura

    1 Corintios 11:23-26

    23Porque yo recibí del Señor lo que también os transmití: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,
    24y dando gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía».
    25Y de la misma manera, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; cuantas veces lo bebáis, hacedlo en memoria mía».
    26Porque cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.

  • Evangelio

    Juan 13:1-15

    1La víspera de la fiesta de Pascua, como Jesús sabía que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
    2Y mientras celebraban la cena, cuando el diablo ya había sugerido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que lo entregara,
    3como Jesús sabía que todo lo había puesto el Padre en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía,
    4se levantó de la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la puso a la cintura.
    5Después echó agua en una jofaina, y empezó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había puesto a la cintura.
    6Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:
    —Señor, ¿tú me vas a lavar a mí los pies?
    7—Lo que yo hago no lo entiendes ahora —respondió Jesús—. Lo comprenderás después.
    8Le dijo Pedro:
    —No me lavarás los pies jamás. —Si no te lavo, no tendrás parte conmigo —le respondió Jesús.
    9Simón Pedro le replicó:
    —Entonces, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
    10Jesús le dijo:
    —El que se ha bañado no tiene necesidad de lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos
    11—como sabía quién le iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».
    12Después de lavarles los pies se puso el manto, se recostó a la mesa de nuevo y les dijo:
    —¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
    13Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y tenéis razón, porque lo soy.
    14Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
    15Os he dado ejemplo para que, como yo he hecho con vosotros, también lo hagáis vosotros.