Misa Votiva del Sagrado Corazón de Jesús

agosto 3, 2018

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Jeremías 26:1-9

    1Al principio del reinado de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, fue dirigida esta palabra de parte del Señor:
    2—Esto dice el Señor: «Ponte en el atrio del Templo del Señor y di a cuantos vengan de las ciudades de Judá a adorar en el Templo del Señor, todas las palabras que te he ordenado hablarles. No omitirás una sola palabra.
    3A ver si escuchan y cada uno se convierte de su mala conducta y Yo me arrepiento del mal que pienso hacerles a causa de la malicia de sus obras.
    4Les dirás: “Esto dice el Señor: Si no me obedecéis, andando según la Ley que os he propuesto,
    5escuchando las palabras de mis siervos los profetas, que os he enviado de continuo y que no habéis escuchado,
    6Yo trataré a esta casa como a Siló, y haré que esta ciudad sea ejemplo de maldición para todas las naciones de la tierra”».
    7Los sacerdotes, los profetas y el pueblo entero oyeron a Jeremías pronunciar todas estas palabras en el Templo del Señor.
    8Cuando Jeremías terminó de pronunciar cuanto el Señor le había ordenado decir a todo el pueblo, lo prendieron los sacerdotes, los profetas y el pueblo entero, mientras gritaban:
    —¡Vas a morir!
    9¿Por qué has profetizado en Nombre del Señor diciendo que este Templo va a ser lo mismo que Siló, y que esta ciudad quedará desolada, sin ningún habitante?
    Y el pueblo entero se aglomeró en torno a Jeremías en el Templo del Señor.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 69:5, 8-10, 14

    5Más que los pelos de mi cabeza
    son los que me odian sin motivo. Más fuertes que mis huesos son los que me oprimen, mis enemigos mentirosos: me hacen devolver lo que no he robado.
    8Por Ti he soportado el oprobio,
    la ignominia me ha cubierto el rostro.
    9He llegado a ser un extraño para mis hermanos,
    y un extranjero para los hijos de mi madre.
    10Porque el celo de tu Casa me devora,
    las afrentas de los que te afrentan caen sobre mí.
    14Pero yo te dirijo mi plegaria,
    Señor, en el tiempo de gracia. Oh Dios, por tu gran misericordia, escúchame, por tu fidelidad que salva.

  • Evangelio

    Mateo 13:54-58

    54Y al llegar a su ciudad se puso a enseñarles en su sinagoga, de manera que se quedaban admirados y decían:
    —¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos poderes?
    55¿No es éste el hijo del artesano? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
    56Y sus hermanas ¿no viven todas entre nosotros? ¿Pues de dónde le viene todo esto?
    57Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:
    —No hay profeta que sea menospreciado, si no es en su tierra y en su casa.
    58Y no hizo allí muchos milagros por su incredulidad.