Día de la Independencia de los Estados Unidos

julio 4, 2018

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Isaías 58:6-11

    6¿El ayuno que prefiero no es más bien
    romper las cadenas de la iniquidad, soltar las ataduras del yugo, dejar libres a los oprimidos y quebrar todo yugo?
    7¿No es compartir tu pan con el hambriento,
    e invitar a tu casa a los pobres sin asilo? Al que veas desnudo, cúbrelo y no te escondas de quien es carne tuya.
    8Entonces tu luz despuntará como la aurora,
    y tu curación aparecerá al instante, tu justicia te precederá y la gloria del Señor cerrará tu marcha.
    9Entonces clamarás, y el Señor te responderá,
    pedirás socorro, y Él te dirá: «Aquí estoy». Si apartas de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo, y la maledicencia,
    10y ofreces tu propio sustento al hambriento,
    y sacias el alma afligida, entonces tu luz despuntará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
    11El Señor te guiará de continuo,
    saciará tu alma en las regiones áridas, dará fuerza a tus huesos, y serás como huerto regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 107:2-9

    2Que lo digan los redimidos del Señor,
    los que ha redimido de la mano del adversario,
    3y ha congregado de los países
    del Oriente y del Occidente, del Septentrión y del Mar.
    4Vagaron errantes por el desierto, por la estepa,
    sin encontrar el camino de una ciudad donde habitar.
    5Hambrientos y sedientos,
    desfallecían sus almas.
    6En su angustia clamaron al Señor,
    y los libró de sus tribulaciones.
    7Los condujo por camino recto,
    hasta llegar a una ciudad donde habitar.
    8Den gracias al Señor por su misericordia,
    por sus maravillas con los hijos de Adán.
    9Porque sació al alma sedienta,
    y a la hambrienta la llenó de bienes.

  • Evangelio

    Mateo 25:31-46

    31»Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria,
    32y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
    33y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda.
    34Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo:
    35porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me acogisteis;
    36estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
    37Entonces le responderán los justos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?;
    38¿cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos?,
    39o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a verte?»
    40Y el Rey, en respuesta, les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
    41Entonces dirá a los que estén a la izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles:
    42porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber;
    43era peregrino y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis».
    44Entonces le replicarán también ellos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, peregrino o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te asistimos?»
    45Entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también dejasteis de hacerlo conmigo.
    46Y éstos irán al suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna».

  • Primera Lectura

    Amós 5:14-15, 21-24

    14Buscad el bien y no el mal,
    para que viváis, y así esté con vosotros el Señor, Dios de los ejércitos, como decís vosotros.
    15Odiad el mal, amad el bien,
    e implantad el derecho en la puerta: así quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, del resto de José.
    21«Aborrezco, detesto vuestras fiestas,
    no resisto oler vuestras reuniones de culto.
    22Si me ofrecéis holocaustos y oblaciones,
    no me complazco en ellos, ni miro el sacrificio de vuestros animales cebados.
    23¡Aparta de Mí el ruido de tus cánticos!
    ¡No quiero oír el son de tus liras!
    24Sino que el derecho fluya como agua,
    y la justicia como arroyo perenne.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 50:7-13, 16-17

    7Escucha, pueblo mío, voy a hablar.
    Contra ti, Israel, voy a dar testimonio: Yo, Dios, soy tu Dios.
    8No te reprendo por tus sacrificios,
    pues tus holocaustos están siempre ante Mí.
    9No tomaré de tu casa ni un ternero,
    ni un cabrito de tus apriscos;
    10porque mías son todas las fieras de la selva,
    y los miles de animales en mis collados;
    11conozco todas las aves del cielo,
    me pertenece todo lo que se mueve por el campo.
    12Si tuviese hambre, no tendría que decírtelo,
    pues mío es el orbe y cuanto lo llena.
    13¿Es que voy a comer carne de toros
    y a beber sangre de machos cabríos?
    16Dios dice al impío:
    «¿Por qué repites mis preceptos y tienes en tu boca mi alianza,
    17tú, que aborreces mi doctrina
    y postergas mis mandatos?

  • Evangelio

    Mateo 8:28-34

    28Al llegar a la orilla opuesta, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados, que salían de los sepulcros, tan furiosos que nadie podía transitar por aquel camino.
    29Y en esto, se pusieron a gritar diciendo:
    —¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí antes de tiempo para atormentarnos?
    30Había no lejos de ellos una gran piara de cerdos paciendo.
    31Los demonios le suplicaban:
    —Si nos expulsas, envíanos a la piara de cerdos.
    32Les respondió:
    —Id. Y ellos salieron y entraron en los cerdos. Entonces toda la piara se lanzó corriendo por la pendiente hacia el mar y pereció en el agua.
    33Los porqueros huyeron y, al llegar a la ciudad, contaron todas estas cosas, y lo sucedido a los endemoniados.
    34Así que toda la ciudad vino al encuentro de Jesús y, cuando le vieron, le rogaron que se alejara de su región.