Los Primeros Mártires de la Santa Iglesia Romana (Memoria Libre)

junio 30, 2018

Color: Rojo

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Lamentaciones 2:2, 10-14, 18-19

    2(Bet) Destruyó el Señor sin piedad
    los pastos de Jacob; derribó en su furor las fortalezas de la hija de Judá; echó por tierra, profanó, el reino y sus príncipes.
    10(Yod) Se sientan en tierra: están en silencio
    los ancianos de la hija de Sión, se echan ceniza a la cabeza, se ciñen de saco. Abajan su cabeza a tierra las doncellas de Jerusalén.
    11(Kaf) Mis ojos están consumidos por las lágrimas,
    me hierven las entrañas, derramados por tierra mis hígados, por la ruina de la hija de mi pueblo, porque niñitos y lactantes desfallecen en las plazas de la ciudad.
    12(Lámed) Preguntan a sus madres:
    «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecen como malheridos en las plazas de la ciudad, y exhalan su espíritu en el regazo de sus madres.
    13(Mem) ¿Con qué te compararía yo, con qué te asemejaría,
    hija de Jerusalén? ¿Con qué te igualaría para consolarte, doncella, hija de Sión? Pues grande como el mar es tu quebranto, ¿quién te podrá curar?
    14(Nun) Tus profetas te ofrecieron visiones
    vanas y estúpidas, y no te desvelaron tu iniquidad para hacerte cambiar, sino que te ofrecieron visiones de vaticinios vanos y seductores.
    18(Sade) ¡Clama al Señor con todo el corazón,
    por la muralla de la hija de Sión! Que corran torrentes de lágrimas día y noche. No te permitas descanso, ni tengan tregua las niñas de tus ojos.
    19(Qof) ¡Levántate! Grita en la noche
    cuando empiezan los turnos de centinela. Que tu corazón se derrita como agua ante la presencia del Señor. Álzale tus manos por la vida de tus niñitos, que desfallecen de hambre en la esquina de cada calle.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 74:1-7, 20-21

    1Masquil. De Asaf.
    ¿Por qué nos has rechazado para siempre, Dios mío, se ha encendido tu ira con las ovejas de tu rebaño?
    2Acuérdate de la comunidad que te adquiriste antaño,
    la tribu de tu heredad que redimiste, del monte Sión, en que pusiste tu morada.
    3Alza tus pasos sobre las ruinas perennes:
    todo lo ha desolado el enemigo en el Templo.
    4Tus adversarios rugían en medio de tu lugar sagrado;
    izaron como insignia sus propias insignias.
    5Se parecían a los que blanden las hachas
    subiendo por la espesura del bosque.
    6Destrozaron por completo sus puertas
    con hachas y martillos.
    7Prendieron fuego a tu Santuario,
    profanaron abatiéndola a tierra la Morada de tu Nombre.
    20Mira la alianza: porque los escondrijos de la tierra
    están llenos de cubiles de violencia.
    21Que el oprimido no vuelva avergonzado.
    Que el pobre y el desvalido puedan alabar tu Nombre.

  • Evangelio

    Mateo 8:5-17

    5Al entrar en Cafarnaún se le acercó un centurión que le rogó:
    6—Señor, mi criado yace paralítico en casa con dolores muy fuertes.
    7Jesús le dijo:
    —Yo iré y le curaré.
    8Pero el centurión le respondió:
    —Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Pero basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
    9Pues también yo soy un hombre que se encuentra bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes. Le digo a uno: «Vete», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace.
    10Al oírlo Jesús se admiró y les dijo a los que le seguían:
    —En verdad os digo que en nadie de Israel he encontrado una fe tan grande.
    11Y os digo que muchos de oriente y occidente vendrán y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos,
    12mientras que los hijos del Reino serán arrojados a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
    13Y le dijo Jesús al centurión:
    —Vete y que se haga conforme has creído. Y en aquel momento quedó sano el criado.
    14Al llegar Jesús a casa de Pedro vio a la suegra de éste en cama, con fiebre.
    15Le tocó de la mano y le desapareció la fiebre; entonces ella se levantó y se puso a servirle.
    16Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; expulsó a los espíritus con su palabra y curó a todos los enfermos,
    17para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
    Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.

  • Primera Lectura

    Romanos 8:31-39

    31¿Qué diremos a esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
    32El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él todas las cosas?
    33¿Quién presentará acusación contra los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica?
    34¿Quién condenará? ¿Cristo Jesús, el que murió, más aún, el que fue resucitado, el que además está a la derecha de Dios, el que está intercediendo por nosotros?
    35¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, o la persecución, o el hambre, o la desnudez, o el peligro, o la espada?
    36Como dice la Escritura:
    Por tu causa somos llevados a la muerte todo el día, somos considerados como ovejas destinadas al matadero.
    37Pero en todas estas cosas vencemos con creces gracias a aquel que nos amó.
    38Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades,
    39ni la altura, ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 124:2-5, 7-8

    2si el Señor no hubiera estado a favor nuestro
    cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
    3nos habrían tragado vivos
    en el ardor de su ira;
    4nos habrían arrastrado las aguas,
    el torrente nos habría sumergido;
    5nos habrían sumergido las aguas impetuosas.
    7Nuestra alma, como un pájaro,
    se escapó del lazo de los cazadores: el lazo se rompió y nosotros escapamos.
    8Nuestro auxilio es el Nombre del Señor,
    el que hizo cielo y tierra. 

  • Evangelio

    Mateo 24:4-13

    4Jesús les respondió:
    —Mirad que no os engañe nadie;
    5porque vendrán en mi nombre muchos diciendo: «Yo soy el Cristo», y a muchos los seducirán.
    6Vais a oír hablar de guerras y de rumores de guerras. Mirad, no os inquietéis, porque es necesario que ocurra, pero todavía no es el fin.
    7Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, y habrá hambres y terremotos en diversos lugares.
    8Todo esto será el comienzo de los dolores.
    9»Entonces os entregarán al tormento, os matarán y seréis odiados por todas las gentes a causa de mi nombre.
    10Y se escandalizarán muchos, se traicionarán mutuamente y se odiarán unos a otros.
    11Surgirán muchos falsos profetas y seducirán a muchos.
    12Y, al desbordarse la iniquidad, se enfriará la caridad de muchos.
    13Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.