Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Santiago 3:13-18
13¿Hay alguno entre vosotros sabio y docto? Pues que muestre por su buena conducta que hace sus obras con la mansedumbre propia de la sabiduría.14Pero si tenéis en vuestro corazón celo amargo y rencillas, no os jactéis ni falseéis la verdad.15Una sabiduría así no desciende de lo alto, sino que es terrena, meramente natural, diabólica.16Porque donde hay celos y rencillas, allí hay desorden y toda clase de malas obras.17En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, y además pacífica, indulgente, dócil, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía.18Los que promueven la paz siembran con la paz el fruto de la justicia. -
Salmo Responsorial
Salmo 19:8-10, 15
8La Ley del Señor es perfecta; reconforta el alma.
El mandato del Señor es firme, instruye al sencillo.9Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón. Los mandamientos del Señor son puros, dan luz a los ojos.10El temor del Señor es limpio,
dura por siempre. Los juicios del Señor son veraces, son enteramente justos,15Sean de tu agrado las palabras de mi boca
y las meditaciones de mi corazón en tu presencia. ¡Señor, Roca mía y Redentor mío! -
Evangelio
Marcos 9:14-29
14Al llegar junto a los discípulos vieron una gran muchedumbre que les rodeaba, y unos escribas que discutían con ellos.15Nada más verle, todo el pueblo se quedó sorprendido, y acudían corriendo a saludarle.16Y él les preguntó:
—¿Qué estabais discutiendo entre vosotros?17A lo que respondió uno de la muchedumbre:
—Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo;18y en cualquier sitio que se apodera de él, lo tira al suelo, le hace echar espumarajos y rechinar los dientes y lo deja rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.19Él les contestó:
—¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo.20Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, hizo retorcerse al niño, que cayendo a tierra se revolcaba echando espumarajos.21Entonces preguntó al padre:
—¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Le contestó: —Desde muy pequeño;22y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua, para acabar con él. Pero si algo puedes, compadécete de nosotros y ayúdanos.23Y Jesús le dijo:
—¡Si puedes…! ¡Todo es posible para el que cree!24Enseguida el padre del niño exclamó:
—¡Creo, Señor; ayuda mi incredulidad!25Al ver Jesús que aumentaba la muchedumbre, increpó al espíritu impuro diciéndole:
—¡Espíritu mudo y sordo: yo te lo mando, sal de él y ya no vuelvas a entrar en él!26Y gritando y agitándole violentamente salió. Y quedó como muerto, de manera que muchos decían:
—Ha muerto.27Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó y se mantuvo en pie.28Cuando entró en casa le preguntaron sus discípulos a solas:
—¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?29—Esta raza —les dijo— no puede ser expulsada por ningún medio, sino con la oración.

