Feria de Pascua

mayo 5, 2017

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hechos 9:1-20

    1Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, se presentó ante el sumo sacerdote
    2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar detenidos a Jerusalén a cuantos encontrara, hombres y mujeres, seguidores del Camino.
    3Pero mientras se dirigía allí, al acercarse a Damasco, de repente le envolvió de resplandor una luz del cielo.
    4Cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
    —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
    5Respondió:
    —¿Quién eres tú, Señor? Y él: —Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
    6Levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que tienes que hacer.
    7Los hombres que le acompañaban se detuvieron estupefactos, puesto que oían la voz pero no veían a nadie.
    8Se levantó Saulo del suelo y, aunque tenía abiertos los ojos, no veía nada. Le condujeron de la mano a Damasco,
    9donde estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.
    10Había en Damasco un discípulo, de nombre Ananías, a quien el Señor habló en una visión:
    —¡Ananías! Él respondió: —Aquí estoy, Señor.
    11El Señor le dijo:
    —Levántate y vete a la calle que se llama Recta, y busca en casa de Judas a uno de Tarso, de nombre Saulo, que está orando
    12—y vio Saulo en una visión que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos, para que recobrase la vista.
    13—Señor —respondió Ananías—, he oído a muchos cuánto mal ha causado este hombre a tus santos en Jerusalén,
    14y que tiene aquí poderes de los príncipes de los sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
    15El Señor le dijo:
    —Vete, porque éste es mi instrumento elegido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.
    16Yo le mostraré lo que deberá sufrir a causa de mi nombre.
    17Marchó Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
    —Saulo, hermano, me ha enviado el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y te llenes del Espíritu Santo.
    18Al instante cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista; se levantó y fue bautizado,
    19y tomando algo de comer recuperó las fuerzas.
    Estuvo algunos días con los discípulos que había en Damasco,
    20y enseguida empezó a predicar a Jesús en las sinagogas:
    —Éste es el Hijo de Dios.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 117:1-2

    1¡Aleluya!
    Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
    2Porque firme es con nosotros su misericordia,
    la fidelidad del Señor permanece para siempre. 

  • Evangelio

    Juan 6:52-59

    52Los judíos se pusieron a discutir entre ellos:
    —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
    53Jesús les dijo:
    —En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
    54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.
    55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
    56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
    57Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí.
    58Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente.
    59Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Cafarnaún.