San Athanasius, Obispo, Doctor de la Iglesia (Memoria)

mayo 2, 2017

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hechos 7:51--8:1

    7
    51»¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros os estáis siempre resistiendo al Espíritu Santo: como vuestros padres así también vosotros!
    52¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Asesinaron a los que anunciaban la venida del Justo, del que ahora vosotros habéis sido traidores y asesinos,
    53los que recibisteis la Ley por ministerio de ángeles y no la guardasteis.
    54Al oír esto ardían de ira en sus corazones y rechinaban los dientes contra él.
    55Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios,
    56y dijo:
    —Mirad, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios.
    57Entonces clamaron a voz en grito, se taparon los oídos y se lanzaron a una contra él.
    58Lo sacaron fuera de la ciudad y le lapidaron. Los testigos dejaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo,
    59y se pusieron a lapidar a Esteban, que oraba diciendo:
    —Señor Jesús, recibe mi espíritu.
    60Puesto de rodillas clamó con fuerte voz:
    —Señor, no les tengas en cuenta este pecado. Y con estas palabras murió.
    8
    1Se desató aquel día una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 31:3-4, 6-8, 17, 21

    3Inclina tu oído hacia mí,
    date prisa en socorrerme. Sé para mí la roca de refugio, el alcázar firme de mi salvación;
    4porque Tú eres mi peña, mi fortaleza:
    por honor de tu Nombre, dirígeme y guíame;
    6En tus manos encomiendo mi espíritu:
    Tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado.
    7Detestas a los que veneran ídolos vanos.
    Yo confío en el Señor.
    8Me alegraré y me gozaré en tu misericordia,
    pues te has fijado en mi miseria, has comprendido la angustia de mi alma,
    17Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
    por tu misericordia, sálvame.
    21En lo secreto de tu presencia los ocultas
    de las intrigas humanas; en tu tienda los escondes de las lenguas pendencieras.

  • Evangelio

    Juan 6:30-35

    30Le dijeron:
    —¿Y qué signo haces tú, para que lo veamos y te creamos? ¿Qué obras realizas tú?
    31Nuestros padres comieron en el desierto el maná, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo.
    32Les respondió Jesús:
    —En verdad, en verdad os digo que Moisés no os dio el pan del cielo, sino que mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
    33Porque el pan de Dios es el que ha bajado del cielo y da la vida al mundo.
    34—Señor, danos siempre de este pan —le dijeron ellos.
    35Jesús les respondió:
    —Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá nunca sed.

  • Primera Lectura

    1 Juan 5:1-5

    1Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ése ha nacido de Dios; y todo el que ama a quien le engendró, ama también a quien ha sido engendrado por Él.
    2En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
    3Porque el amor de Dios consiste precisamente en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son costosos,
    4porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
    5¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

  • Salmo Responsorial

    Salmo 37:3-6, 30-31

    3(Bet) Confía en el Señor y haz el bien;
    habita tu tierra y guarda la fidelidad.
    4Pon tu delicia en el Señor,
    y te concederá los deseos de tu corazón.
    5(Guímel) Encomienda al Señor tu camino,
    confía en Él, que Él actuará
    6y hará despuntar tu justicia como la aurora,
    y tu derecho como luz del mediodía.
    30(Pe) La boca del justo habla sabiduría
    y su lengua pronuncia lo recto;
    31pues en su corazón está la Ley de su Dios:
    sus pasos no vacilan.

  • Evangelio

    Mateo 10:22-25

    22Y seréis odiados por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvado.
    23Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.
    24No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor.
    25Al discípulo le basta llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al amo de la casa le han llamado Beelzebul, cuánto más a los de su misma casa.