Lecturas diarias:
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Primera Lectura
Sabiduría 3:1-9
1Pero las almas de los justos están en manos de Dios y no les tocará tormento.2A los ojos de los necios parecía que morían,
su partida era considerada una desdicha3y la separación de nosotros, exterminio;
pero ellos están en la paz.4Porque, si a la vista de los hombres sufrían castigo,
ellos esperaban plenamente la inmortalidad:5a cambio de una leve pena recibirán grandes bienes,
porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de Él.6Los probó como oro en el crisol,
los aceptó como sacrificio de holocausto.7A la hora de su prueba resplandecerán
y se propagarán como chispas en cañaveral.8Juzgarán a naciones y dominarán a pueblos,
y el Señor reinará sobre ellos para siempre.9Los que confían en Él comprenderán la verdad,
los que son fieles en el amor permanecerán junto a Él, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y Él mira por sus elegidos. -
Salmo Responsorial
Salmo 23:1-6
1Salmo. De David.
El Señor es mi pastor, nada me falta.2En verdes prados me hace reposar;
hacia aguas tranquilas me guía;3reconforta mi alma,
me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre.4Aunque camine por valles oscuros,
no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.5Preparas una mesa para mí
frente a mis adversarios. Unges con óleo mi cabeza, mi copa rebosa.6Tu bondad y misericordia me acompañan
todos los días de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor por dilatados días. -
Segunda Lectura
1 Juan 3:1-2
1Mirad qué amor tan grande nos ha mostrado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios, ¡y lo somos! Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.2Queridísimos: ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es. -
Evangelio
Juan 6:51-58
51Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.52Los judíos se pusieron a discutir entre ellos:
—¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?53Jesús les dijo:
—En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día.55Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.57Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí.58Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente.

