San Francisco de Sales, Obispo, Doctor de la Iglesia (Memoria)

enero 24, 2017

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hebreos 10:1-10

    1Puesto que la Ley posee sólo una sombra de los bienes futuros y no la verdadera imagen de las cosas, no puede jamás, mediante los mismos sacrificios que no cesa de presentar todos los años, hacer perfectos a los que se acercan con ellos.
    2Si no fuera así, los que rinden culto, al considerarse definitivamente purificados, por no tener ya conciencia alguna de pecado, ¿no dejarían de ofrecerlos?
    3Por el contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los pecados,
    4porque es imposible que la sangre de toros y machos cabríos borre los pecados.
    5Por eso, al entrar en el mundo, dice:
    Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo;
    6los holocaustos y sacrificios por el pecado
    no te han agradado.
    7Entonces dije:
    «Aquí vengo, como está escrito de mí al comienzo del libro, para hacer, oh Dios, tu voluntad».
    8Después de haber dicho antes: No quisiste ni te agradaron sacrificios y ofrendas ni holocaustos y víctimas expiatorias por el pecado —cosas que se ofrecen según la Ley—,
    9añade luego: Aquí vengo para hacer tu voluntad. Deroga lo primero para instaurar lo segundo.
    10Y por esa voluntad somos santificados de una vez para siempre, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 40:2, 4, 7-8, 10-11

    2Esperaba confiadamente en el Señor;
    Él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
    4Ha puesto en mi boca un cántico nuevo,
    una alabanza a nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y esperarán en el Señor.
    7No quisiste sacrificio ni ofrenda,
    pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación;
    8entonces dije: «Aquí estoy
    —como está escrito acerca de mí en el Libro—
    10He anunciado la justicia en la gran asamblea;
    no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien.
    11No he escondido tu justicia dentro de mi corazón;
    he proclamado tu fidelidad y tu salvación, no he ocultado tu bondad y tu lealtad a la gran asamblea.

  • Evangelio

    Marcos 3:31-35

    31Vinieron su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, enviaron a llamarlo.
    32Y estaba sentada a su alrededor una muchedumbre, y le dicen:
    —Mira, tu madre, tus hermanos y tus hermanas te buscan fuera.
    33Y, en respuesta, les dice:
    —¿Quién es mi madre y quiénes mis hermanos?
    34Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dice:
    —Éstos son mi madre y mis hermanos:
    35quien hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

  • Primera Lectura

    Efesios 3:8-12

    8A mí, el menor de todos los santos, me ha sido otorgada esta gracia: anunciar a los gentiles la insondable riqueza de Cristo
    9e iluminar a todos acerca del cumplimiento del misterio que durante siglos estuvo escondido en Dios, el Creador de todas las cosas,
    10para dar a conocer ahora a los principados y a las potestades en los cielos las múltiples formas de la sabiduría de Dios, por medio de la Iglesia,
    11conforme al plan eterno que ha realizado por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro,
    12en quien tenemos la segura confianza de llegar a Dios, mediante la fe en él.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 37:3-6, 30-31

    3(Bet) Confía en el Señor y haz el bien;
    habita tu tierra y guarda la fidelidad.
    4Pon tu delicia en el Señor,
    y te concederá los deseos de tu corazón.
    5(Guímel) Encomienda al Señor tu camino,
    confía en Él, que Él actuará
    6y hará despuntar tu justicia como la aurora,
    y tu derecho como luz del mediodía.
    30(Pe) La boca del justo habla sabiduría
    y su lengua pronuncia lo recto;
    31pues en su corazón está la Ley de su Dios:
    sus pasos no vacilan.

  • Evangelio

    Juan 15:9-17

    9»Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor.
    10Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
    11Os he dicho esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa.
    12Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
    13Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos.
    14Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.
    15Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer.
    16No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.
    17Esto os mando: que os améis los unos a los otros.