Lecturas diarias:
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Primera Lectura
1 Corintios 1:26-31
26Considerad, si no, hermanos, vuestra vocación; porque no hay entre vosotros muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;27sino que Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios, y Dios eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes;28escogió Dios a lo vil, a lo despreciable del mundo, a lo que no es nada, para destruir lo que es,29de manera que ningún mortal pueda gloriarse ante Dios.30De Él os viene que estéis en Cristo Jesús, a quien Dios lo hizo para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención,31para que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor. -
Salmo Responsorial
Salmo 33:12-13, 18-21
12Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se eligió como heredad.13El Señor mira desde los cielos,
ve a todos los hijos de Adán.18Los ojos del Señor velan por quienes le temen,
por los que esperan en su misericordia,19para librar sus almas de la muerte,
y hacerlos subsistir en la penuria.20Nuestra alma espera en el Señor,
Él es nuestro socorro y nuestro escudo;21en Él se alegra nuestro corazón,
en su santo Nombre confiamos. -
Evangelio
Mateo 25:14-30
14»Porque es como un hombre que al marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes.15A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó.16El que había recibido cinco talentos fue, trabajó con ellos y ganó otros cinco.17Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos.18Pero el que había recibido uno fue, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.19Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos.20Cuando se presentó el que había recibido los cinco talentos, entregó otros cinco diciendo: «Señor, cinco talentos me entregaste; mira, he ganado otros cinco talentos».21Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor».22Se presentó también el que había recibido los dos talentos y dijo: «Señor, dos talentos me entregaste; mira, he ganado otros dos talentos».23Le respondió su amo: «Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en la alegría de tu señor».24Cuando llegó por fin el que había recibido un talento, dijo: «Señor, sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;25por eso tuve miedo, fui y escondí tu talento en tierra: aquí tienes lo tuyo».26Su amo le respondió: «Siervo malo y perezoso, sabías que cosecho donde no he sembrado y que recojo donde no he esparcido;27por eso mismo debías haber dado tu dinero a los banqueros, y así, al venir yo, hubiera recibido lo mío con los intereses.28Por lo tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez.29»Porque a todo el que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará.30En cuanto al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes».
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Primera Lectura
Eclesiástico 26:1-4, 13-16
1Dichoso el marido de una mujer virtuosa;
el número de sus días se duplicará.2Una mujer fuerte es la alegría de su marido,
que cumplirá sus años en paz.3Una mujer virtuosa es una buena fortuna,
que, como suerte de los que temen al Señor, será dada al marido por las buenas obras.4Rico o pobre, su corazón es feliz,
y su cara siempre está alegre.16El encanto de la mujer hacendosa deleita al marido,
y su buen saber le reconforta los huesos.17Don del Señor es una mujer sensata y callada;18una mujer educada no tiene precio.19Gracia sobre gracia es una mujer santa y decorosa;20no hay ponderación digna de un alma recatada.21Sol naciente en el mundo sobre las alturas del Señor
es la mujer bella en el aderezo de la casa. -
Salmo Responsorial
Salmo 131:1-3
1Canto de las subidas. De David.
Señor, mi corazón no se ha engreído, ni mis ojos se han alzado altivos. No he marchado en pos de grandezas, ni de portentos que me exceden.2He moderado y acallado mi alma
como un niño en el regazo de su madre. Como niño satisfecho está mi alma.3¡Espera, Israel, en el Señor,
desde ahora y para siempre! -
Evangelio
Lucas 7:11-17
11Después, marchó a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.12Al acercarse a la puerta de la ciudad, resultó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda. Y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad.13El Señor la vio y se compadeció de ella. Y le dijo:
—No llores.14Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo:
—Muchacho, a ti te digo, levántate.15Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar. Y se lo entregó a su madre.16Y se llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».17Esta opinión sobre él se divulgó por toda Judea y por todas las regiones vecinas.

