San Juan María Vianney, Presbítero (Memoria)

agosto 4, 2015

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Números 12:1-13

    1María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la cusita que había tomado por esposa —pues se había desposado con una mujer cusita—,
    2y dijeron:
    —¿Acaso el Señor ha hablado sólo con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros? Y el Señor los oyó.
    3Pero este hombre, Moisés, era muy humilde, más que ningún otro hombre sobre la faz de la tierra.
    4De improviso, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a María:
    —Salid los tres hacia la Tienda de la Reunión. Y salieron los tres.
    5El Señor bajó en una columna de nube, se puso a la entrada de la tienda, llamó a Aarón y María, y salieron ambos.
    6Y dijo:
    —Escuchad, pues, mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, mediante visiones yo me doy a conocer, en el sueño yo le hablo.
    7Esto no lo hago con mi siervo Moisés.
    Ningún otro es tan fiel en toda mi casa.
    8Conversamos cara a cara.
    Mediante visión, no por enigmas, contempla la figura del Señor. ¿Cómo no teméis murmurar contra mi siervo Moisés?
    9Se encendió la ira del Señor contra ellos y el Señor se marchó.
    10La nube se apartó de encima de la tienda y María quedó leprosa, blanca como la nieve. Aarón se dirigió hacia María y vio que estaba leprosa.
    11Entonces Aarón dijo a Moisés:
    —Por favor, señor mío, no cargues sobre nosotros este pecado que tan neciamente hemos cometido.
    12¡Que ella no sea como un aborto que, cuando sale de las entrañas de su madre, tiene consumida la mitad de su carne!
    13Moisés clamó al Señor diciendo:
    —Oh Dios, ¡cúrala, por favor!

  • Salmo Responsorial

    Salmo 51:3-7, 12-13

    3Ten misericordia de mí, Dios mío, según tu bondad;
    según tu inmensa compasión borra mi delito.
    4Lávame por completo de mi culpa,
    y purifícame de mi pecado.
    5Pues yo reconozco mi delito,
    y mi pecado está de continuo ante mí.
    6Contra Ti, contra Ti sólo he pecado,
    y he hecho lo que es malo a tus ojos. Por eso has de ser justo en tu sentencia, has de tener razón en tu juicio.
    7¡Mira! En culpa nací,
    y en pecado me concibió mi madre.
    12Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
    y renueva en mi interior un espíritu firme.
    13No me arrojes de tu presencia,
    ni me retires tu santo Espíritu.

  • Evangelio

    Mateo 14:22-36

    22Y enseguida Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
    23Y, después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí.
    24Mientras tanto, la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por las olas, porque el viento le era contrario.
    25En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar.
    26Cuando le vieron los discípulos andando sobre el mar, se asustaron y dijeron:
    —¡Es un fantasma! —y llenos de miedo empezaron a gritar.
    27Pero al instante Jesús les habló:
    —Tened confianza, soy yo, no temáis.
    28Entonces Pedro le respondió:
    —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
    29—Ven —le dijo él.
    Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a andar sobre las aguas en dirección a Jesús.
    30Pero al ver que el viento era muy fuerte se atemorizó y, al empezar a hundirse, se puso a gritar:
    —¡Señor, sálvame!
    31Al instante Jesús alargó la mano, lo sujetó y le dijo:
    —Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?
    32Y cuando subieron a la barca se calmó el viento.
    33Los que estaban en la barca le adoraron diciendo:
    —Verdaderamente eres Hijo de Dios.
    34Acabaron la travesía y llegaron a tierra a la altura de Genesaret.
    35Al reconocerlo los hombres de aquel lugar mandaron aviso a toda la comarca y le trajeron a todos los que se sentían mal,
    36y le suplicaban poder tocar aunque sólo fuera el borde de su manto. Y todos los que lo tocaron quedaron sanos.

  • Primera Lectura

    Ezequiel 3:17-21

    17—Hijo de hombre, te he puesto como centinela de la casa de Israel. Cuando recibas una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.
    18Si digo a un malvado: «Vas a morir», y tú no le adviertes ni le insistes para que se convierta de su mal camino y viva, el impío morirá por su culpa, pero demandaré su sangre de tu mano.
    19Si, por el contrario, adviertes al malvado y no se convierte de su iniquidad y de su mal camino, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu alma.
    20Y si el justo se aparta de su justicia y comete una iniquidad, pondré ante él un obstáculo y morirá. Como no le advertiste, morirá por su pecado y no se tendrán en cuenta las obras justas que había hecho. Pero demandaré su sangre de tu mano.
    21Sin embargo, si adviertes al justo para que no peque y no peca, ciertamente vivirá porque atendió la advertencia y tú habrás salvado tu alma.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 117:1-2

    1¡Aleluya!
    Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.
    2Porque firme es con nosotros su misericordia,
    la fidelidad del Señor permanece para siempre. 

  • Evangelio

    Mateo 9:35--10:1

    9
    35Jesús recorría todas las ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
    36Al ver a las multitudes se llenó de compasión por ellas, porque estaban maltratadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.
    37Entonces les dijo a sus discípulos:
    —La mies es mucha, pero los obreros pocos.
    38Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies.
    10
    1Habiendo llamado a sus doce discípulos, les dio potestad para expulsar a los espíritus impuros y para curar todas las enfermedades y dolencias.