Santa Lucía, Virgen, Mártir (Memoria)

diciembre 13, 2014

Color: Rojo

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 48:1-4, 9-11

    1Luego surgió el profeta Elías, semejante al fuego,
    cuya palabra quemaba como una antorcha.
    2Él atrajo sobre ellos el hambre,
    y con su celo los redujo a pocos.
    3Por mandato del Señor cerró el cielo
    e hizo bajar fuego tres veces.
    4¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus prodigios!
    ¿Quién puede jactarse de ser como tú?
    9Tú fuiste arrebatado en un torbellino de llamas,
    en un carro tirado por caballos de fuego.
    10Tú eres el designado para reprochar en tiempo oportuno,
    para aplacar la ira del Señor antes del furor, para convertir el corazón del padre hacia el hijo y restablecer las tribus de Jacob.
    11¡Dichosos los que te vieron
    y los que han muerto en tu amistad!
    12También nosotros alcanzaremos sin duda la vida.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 80:2-3, 15-16, 18-19

    2Pastor de Israel, inclina tu oído,
    Tú que guías a José como un rebaño, que estás sentado sobre los querubines, muestra tu esplendor
    3ante Efraím, Benjamín y Manasés,
    despierta tu fuerza y ven a salvarnos.
    15¡Oh Dios de los ejércitos, vuélvete!
    Mira desde los cielos, fíjate, ven a visitar esta viña.
    16Protégela, es la que tu diestra plantó,
    el hijo que te adoptaste:
    18Proteja tu mano al hombre de tu diestra,
    al hijo del hombre que adoptaste.
    19No nos apartaremos más de Ti.
    Tú nos volverás a la vida, y nosotros invocaremos tu Nombre.

  • Evangelio

    Mateo 17:9, 10-13

    9Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:
    —No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.
    10Sus discípulos le preguntaron:
    —¿Por qué entonces dicen los escribas que Elías debe venir primero?
    11Él les respondió:
    —Elías ciertamente vendrá y restablecerá todas las cosas.
    12Pero yo os digo que Elías ya ha venido y no lo han reconocido, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos.
    13Entonces comprendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

  • Primera Lectura

    2 Corintios 10:17--11:2

    10
    17El que se gloría, que se gloríe en el Señor.
    18Pues no es hombre probado quien se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda.
    11
    1¡Ojalá pudierais soportar un poco mi necedad! ¡Pero sí, soportadme!
    2Porque estoy celoso de vosotros con celo de Dios: os he desposado con un solo esposo para presentaros a Cristo como a una virgen casta.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 31:3-4, 6, 8, 16-17

    3Inclina tu oído hacia mí,
    date prisa en socorrerme. Sé para mí la roca de refugio, el alcázar firme de mi salvación;
    4porque Tú eres mi peña, mi fortaleza:
    por honor de tu Nombre, dirígeme y guíame;
    6En tus manos encomiendo mi espíritu:
    Tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado.
    8Me alegraré y me gozaré en tu misericordia,
    pues te has fijado en mi miseria, has comprendido la angustia de mi alma,
    16Mi suerte está en tu mano;
    líbrame de la garra de mis enemigos y de mis perseguidores.
    17Haz brillar tu rostro sobre tu siervo;
    por tu misericordia, sálvame.

  • Evangelio

    Mateo 25:1-13

    1»Entonces el Reino de los Cielos será como diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo.
    2Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes;
    3pero las necias, al tomar sus lámparas, no llevaron consigo aceite;
    4las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas.
    5Como tardaba en venir el esposo, les entró sueño a todas y se durmieron.
    6A medianoche se oyó una voz: «¡Ya está aquí el esposo! ¡Salid a su encuentro!»
    7Entonces se levantaron todas aquellas vírgenes y aderezaron sus lámparas.
    8Y las necias les dijeron a las prudentes: «Dadnos aceite del vuestro porque nuestras lámparas se apagan».
    9Pero las prudentes les respondieron: «No, no sea que no alcance para nosotras y vosotras. Mejor es que vayáis a quienes lo venden y compréis para vosotras».
    10Mientras fueron a comprarlo vino el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta.
    11Luego llegaron las otras vírgenes diciendo: «¡Señor, señor, ábrenos!»
    12Pero él les respondió: «En verdad os digo que no os conozco».
    13Por eso: velad, porque no sabéis el día ni la hora.