Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Virgen y Mártir (Memoria Libre)

agosto 9, 2014

Color: Rojo

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Habacuc 1:12--2:4

    1
    12¿No eres Tú, Señor, desde el principio,
    Dios mío, Santo mío? ¡Tú no mueres! Tú, Señor, lo pusiste para hacer justicia; ¡oh Roca mía!, Tú lo estableciste para corregir.
    13Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal,
    y no puedes contemplar la iniquidad. ¿Por qué miras a los traidores y te callas, mientras el impío se traga al justo?
    14Hiciste a los hombres como los peces del mar,
    como reptiles sin amo.
    15A todos los pesca él con anzuelo,
    los apresa en su red, y los recoge en el copo; de ello se alegra y regocija.
    16Por eso ofrece sacrificios a su red,
    y quema incienso a su copo, porque gracias a ellos es sustanciosa su parte, y abundante su alimento.
    17¿Acaso por eso tendrá siempre desenvainada su espada
    para matar sin piedad a las naciones?
    2
    1Estaré en mi puesto de guardia, me mantendré en pie sobre la fortaleza
    vigilando para ver qué me dice, qué responde a mi queja.
    2El Señor me respondió diciendo:
    —Escribe la visión, grábala clara en tablillas, para que pueda leerse de corrido.
    3Porque la visión aguarda su tiempo,
    aspira a su fin, pero no defrauda; si se demora, espérala, pues de cierto llegará sin falta.
    4Se derrumbará el que no tiene alma recta,
    pero el justo vivirá por su fidelidad.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 9:8-13

    8(He) El Señor está sentado eternamente,
    tiene preparado su trono para el juicio;
    9Él rige el orbe con justicia,
    y juzga a los pueblos con rectitud.
    10(Vav) El Señor es refugio del oprimido,
    refugio en los tiempos de angustia.
    11En Ti, ¡Señor!, confían los que reconocen tu Nombre,
    pues no abandonas a los que te buscan.
    12(Záin) Cantad al Señor que habita en Sión,
    proclamad a los pueblos sus hazañas.
    13Porque examina los crímenes, los recuerda,
    y no olvida los gritos de los afligidos.

  • Evangelio

    Mateo 17:14-20

    14Al llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre, se puso de rodillas
    15y le suplicó:
    —Señor, ten compasión de mi hijo, porque está lunático y sufre mucho; muchas veces se cae al fuego y otras al agua.
    16Lo he traído a tus discípulos y no lo han podido curar.
    17Jesús contestó:
    —¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo aquí.
    18Le increpó Jesús y salió de él el demonio, y quedó curado el muchacho desde aquel momento.
    19Luego los discípulos se acercaron a solas a Jesús y le dijeron:
    —¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?
    20—Por vuestra poca fe —les dijo—. Porque os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: «Trasládate de aquí allá», y se trasladaría, y nada os sería imposible.