San Jerónimo, Presbítero, Doctor de la Iglesia (Memoria)

septiembre 30, 2013

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Zacarías 8:1-8

    1Fue dirigida esta palabra del Señor de los ejércitos:
    2—Esto dice el Señor de los ejércitos:
    «Siento celos por Sión, celo terrible, pasión tremenda siento por ella».
    3Esto dice el Señor:
    «Volveré a Sión, habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo».
    4Esto dice el Señor de los ejércitos:
    «Otra vez se sentarán ancianos y ancianas en las plazas de Jerusalén, cada cual bastón en mano por los muchos años que tendrán;
    5y las plazas de la ciudad se llenarán
    de niños y niñas jugando en ellas».
    6Esto dice el Señor de los ejércitos:
    «Si en aquellos días parece fantástico a los ojos de este pueblo, ¿será también fantástico a mis ojos?» —oráculo del Señor de los ejércitos—.
    7Esto dice el Señor de los ejércitos:
    «Voy a salvar a mi pueblo de la tierra de levante y de la tierra donde se pone el sol.
    8Yo los traeré
    para que habiten en Jerusalén, para que ellos sean mi pueblo y Yo sea su Dios, en fidelidad y en justicia».

  • Salmo Responsorial

    Salmo 102:16-21, 29, 22-23

    16Las gentes temerán tu Nombre, Señor,
    y todos los reyes de la tierra, tu gloria,
    17cuando el Señor reconstruya Sión,
    y aparezca en su gloria,
    18y atienda la plegaria del necesitado
    y no desdeñe su oración.
    19Que se escriban estas cosas para la generación futura,
    y el pueblo que será creado alabará al Señor.
    20Pues el Señor observa desde lo alto de su santuario,
    mira desde el cielo hacia la tierra,
    21para escuchar el lamento de los cautivos,
    y librar a los condenados a muerte;
    22para pregonar en Sión el Nombre del Señor,
    y su alabanza en Jerusalén,
    23cuando se congreguen juntos los pueblos y los reinos
    a rendir culto al Señor.
    29Los hijos de tus siervos tendrán su morada,
    y su descendencia estará firme en tu presencia. 

  • Evangelio

    Lucas 9:46-50

    46Les vino al pensamiento cuál de ellos sería el mayor.
    47Pero Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, acercó a un niño, lo puso a su lado
    48y les dijo:
    —El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado: pues el menor entre todos vosotros, ése es el mayor.
    49Entonces dijo Juan:
    —Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y se lo hemos prohibido, porque no viene con nosotros.
    50Y Jesús le dijo:
    —No se lo prohibáis, pues el que no está contra vosotros con vosotros está.

  • Primera Lectura

    2 Timoteo 3:14-17

    14Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y creído, ya que sabes de quiénes lo aprendiste,
    15y porque desde niño conoces la Sagrada Escritura, que puede darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
    16Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argumentar, para corregir y para educar en la justicia,
    17con el fin de que el hombre de Dios esté bien dispuesto, preparado para toda obra buena.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 119:9-14

    9(Bet) ¿Cómo podrá un joven mantener limpio su sendero?
    Guardando tus palabras.
    10Con todo el corazón te busco;
    no permitas que me desvíe de tus mandamientos.
    11En mi corazón he guardado tus palabras
    para no pecar contra ti.
    12Bendito eres, Señor,
    enséñame tus preceptos.
    13Con mis labios proclamo
    todas las normas de tu boca.
    14En el camino de tus preceptos me deleito
    más que en todas las riquezas.

  • Evangelio

    Mateo 13:47-52

    47»Asimismo el Reino de los Cielos es como una red barredera que se echa en el mar y recoge toda clase de cosas.
    48Y cuando está llena la arrastran a la orilla, y se sientan para echar lo bueno en cestos, y lo malo tirarlo fuera.
    49Así será al fin del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos
    50y los arrojarán al horno del fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
    51»¿Habéis entendido todo esto?
    —Sí —le respondieron.
    52Él les dijo:
    —Por eso, todo escriba instruido en el Reino de los Cielos es como un hombre, amo de su casa, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas.