San Pedro de Alcántara, Presbítero (Memoria Libre)

octubre 22, 2012

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Efesios 2:1-10

    1Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados,
    2en los cuales vivisteis inmersos en otro tiempo siguiendo el espíritu de este mundo, de acuerdo con el príncipe del poder del aire, el espíritu que actúa ahora en los hijos de la rebeldía.
    3Entre éstos también todos nosotros vivimos en otro tiempo en la concupiscencia de nuestra carne, siguiendo los deseos de la carne y de los malos pensamientos, puesto que éramos por naturaleza hijos de la ira como los demás.
    4Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
    5aunque estábamos muertos por nuestros pecados, nos dio vida en Cristo —por gracia habéis sido salvados—,
    6y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos por Cristo Jesús,
    7a fin de manifestar a los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia, por su bondad con nosotros por medio de Cristo Jesús.
    8Así pues, por gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no procede de vosotros, puesto que es un don de Dios:
    9es decir, no procede de las obras, para que nadie se gloríe,
    10ya que somos hechura suya, creados en Cristo Jesús, para hacer las obras buenas, que Dios había preparado para que las practicáramos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 100:2-5

    2servid al Señor con alegría,
    entrad a su presencia con júbilo.
    3Sabed que el Señor es Dios:
    Él nos hizo y somos suyos, somos su pueblo y ovejas que Él apacienta.
    4Entrad por sus puertas con acción de gracias,
    en sus atrios con cantos de alabanza, dadle gracias, bendecid su Nombre.
    5Porque el Señor es bueno:
    su misericordia es eterna, y su fidelidad, por todas las generaciones. 

  • Evangelio

    Lucas 12:13-21

    13Uno de entre la multitud le dijo:
    —Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
    14Pero él le respondió:
    —Hombre, ¿quién me ha constituido juez o encargado de repartir entre vosotros?
    15Y añadió:
    —Estad alerta y guardaos de toda avaricia; porque aunque alguien tenga abundancia de bienes, su vida no depende de lo que posee.
    16Y les propuso una parábola diciendo:
    —Las tierras de cierto hombre rico dieron mucho fruto.
    17Y se puso a pensar para sus adentros: «¿Qué puedo hacer, ya que no tengo dónde guardar mi cosecha?»
    18Y se dijo: «Esto haré: voy a destruir mis graneros, y construiré otros mayores, y allí guardaré todo mi trigo y mis bienes.
    19Entonces le diré a mi alma: “Alma, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, pásalo bien”».
    20Pero Dios le dijo: «Insensato, esta misma noche te van a reclamar el alma; lo que has preparado, ¿para quién será?»
    21Así ocurre al que atesora para sí y no es rico ante Dios.

  • Primera Lectura

    Filipenses 3:8-14

    8Es más, considero que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él perdí todas las cosas, y las considero como basura con tal de ganar a Cristo
    9y vivir en él, no por mi justicia, la que procede de la Ley, sino por la que viene de la fe en Cristo, justicia que procede de Dios, por la fe.
    10Y, de este modo, lograr conocerle a él y la fuerza de su resurrección, y participar así de sus padecimientos, asemejándome a él en su muerte,
    11con la esperanza de alcanzar la resurrección de entre los muertos.
    12No es que ya lo haya conseguido, o que ya sea perfecto, sino que continúo esforzándome por ver si lo alcanzo, puesto que yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús.
    13Hermanos, yo no pienso haberlo conseguido aún; pero, olvidando lo que queda atrás, una cosa intento: lanzarme hacia lo que tengo por delante,
    14correr hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios nos llama desde lo alto por Cristo Jesús.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 16:1-2, 5, 7-8, 11

    1Mictam. De David.
    Guárdame, Dios mío, que me refugio en Ti.
    2Yo digo al Señor:
    «Tú eres mi Señor. No tengo otro bien que Tú».
    5Señor, Tú eres el lote de mi heredad y de mi copa:
    Tú sostienes mi parte.
    7Yo bendigo al Señor, que me aconseja;
    hasta de noche mi corazón me instruye.
    8Pongo ante mí al Señor sin cesar;
    con Él a mi derecha, no vacilo.
    11Me enseñas la senda de la vida,
    saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha. 

  • Evangelio

    Lucas 12:22-31

    22Les dijo a sus discípulos:
    —Por eso os digo: no estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer; o por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir.
    23Porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.
    24Fijaos en los cuervos: no siembran ni siegan; no tienen despensa ni granero, pero Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que los pájaros!
    25¿Quién de vosotros por mucho que cavile puede añadir un codo a su estatura?
    26Si no podéis ni lo más pequeño, ¿por qué os preocupáis por las demás cosas?
    27Contemplad los lirios, cómo crecen; no se fatigan ni hilan, y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria pudo vestirse como uno de ellos.
    28Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios la viste así, ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!
    29Así, vosotros no andéis buscando qué comer o qué beber, y no estéis inquietos.
    30Por todas esas cosas se afanan las gentes del mundo. Bien sabe vuestro Padre que estáis necesitados de ellas.
    31Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os añadirán.