San Luis Grignion de Montfort, Presbítero (Memoria Libre)

abril 28, 2012

Color: Blanco

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Hechos 9:31-42

    31La Iglesia gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaría. Se consolidaba y caminaba en el temor del Señor y crecía con el consuelo del Espíritu Santo.
    32Mientras recorría Pedro todos los lugares, llegó hasta los santos que vivían en Lida.
    33Encontró allí a un hombre llamado Eneas, que era paralítico y llevaba ocho años postrado en cama.
    34Pedro le dijo:
    —¡Eneas!, Cristo Jesús te cura. Levántate y deja listo tu lecho. Inmediatamente se levantó.
    35Lo vieron todos los que vivían en Lida y Sarón y se convirtieron al Señor.
    36Había en Jope una discípula llamada Tabita —que traducido significa «Gacela»—, que hacía muchísimas buenas obras y limosnas.
    37Aconteció por aquellos días que cayó enferma y murió. Después de lavarla, la colocaron en la estancia superior.
    38Como Lida está cerca de Jope, al oír los discípulos que Pedro se encontraba allí, enviaron a dos hombres para rogarle:
    —No tardes en venir junto a nosotros.
    39Pedro se levantó y fue con ellos. En cuanto llegó, le condujeron a la estancia superior y le rodearon todas las viudas, que lloraban y mostraban las túnicas y los mantos que Gacela les había confeccionado cuando vivía con ellas.
    40Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas y oró. Después, vuelto hacia el cuerpo, dijo:
    —Tabita, levántate. Ella abrió los ojos y al ver a Pedro se incorporó.
    41Dándole la mano la levantó, llamó a los santos y a las viudas, y se la presentó con vida.
    42El hecho se supo en toda Jope y muchos creyeron en el Señor.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 116:12-17

    12¿Cómo pagaré al Señor
    todo el bien que me ha dado?
    13Alzaré la copa de la salvación
    e invocaré el Nombre del Señor.
    14Cumpliré al Señor mis votos
    en presencia de todo su pueblo.
    15Preciosa es a los ojos del Señor
    la muerte de sus fieles.
    16¡Ah, Señor, yo soy tu siervo,
    tu siervo soy, el hijo de tu esclava! Tú has soltado mis cadenas.
    17Te ofreceré un sacrificio de acción de gracias,
    e invocaré el Nombre del Señor.

  • Evangelio

    Juan 6:60-69

    60Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron:
    —Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?
    61Jesús, conociendo en su interior que sus discípulos estaban murmurando de esto, les dijo:
    —¿Esto os escandaliza?
    62Pues, ¿si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes?
    63El espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada: las palabras que os he hablado son espíritu y son vida.
    64Sin embargo, hay algunos de vosotros que no creen.
    En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que le iba a entregar.
    65Y añadía:
    —Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.
    66Desde ese momento muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
    67Entonces Jesús les dijo a los doce:
    —¿También vosotros queréis marcharos?
    68Le respondió Simón Pedro:
    —Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna;
    69nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.

  • Primera Lectura

    1 Corintios 1:18-25

    18Porque el mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios.
    19Pues está escrito:
    Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé la prudencia de los prudentes.
    20¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el investigador de este mundo? ¿No hizo Dios necia la sabiduría de este mundo?
    21Porque, como en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de la sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes, por medio de la necedad de la predicación.
    22Porque los judíos piden signos, los griegos buscan sabiduría;
    23nosotros en cambio predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles;
    24pero para los llamados, judíos y griegos, predicamos a Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
    25Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 40:2, 4, 7-10

    2Esperaba confiadamente en el Señor;
    Él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
    4Ha puesto en mi boca un cántico nuevo,
    una alabanza a nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y esperarán en el Señor.
    7No quisiste sacrificio ni ofrenda,
    pero me abriste el oído. No pediste holocausto ni sacrificio de expiación;
    8entonces dije: «Aquí estoy
    —como está escrito acerca de mí en el Libro—
    9para hacer tu voluntad, Dios mío».
    Ése es mi querer, pues llevo tu Ley dentro de mí.
    10He anunciado la justicia en la gran asamblea;
    no he cerrado mis labios, Señor, Tú lo sabes bien.

  • Evangelio

    Mateo 28:16-20

    16Los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
    17Y en cuanto le vieron le adoraron; pero otros dudaron.
    18Y Jesús se acercó y les dijo:
    —Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra.
    19Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;
    20y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.